La dermatitis atópica es una forma de eczema, una dermatosis inflamatoria de la piel que no es contagiosa y que muchas veces comienza en la infancia. Generalmente, se produce en familias en las que hay otros atópicos, pero esta condición puede manifestarse de distintas formas, como asma o alergias a medicamentos. Su causa es desconocida, pero hay factores genéticos, una predisposición familiar, y también factores inmunológicos y ambientales.
¿Cómo identificar la dermatitis atópica?
En los niños, los eczemas suelen empezar localizados en la cara cuando son bebés. A medida que crecen, a partir de los 2 años, suelen aparecer en los pliegues de los codos, detrás de las rodillas, en la región del pañal. Ya en adultos, estos eczemas se localizan más en zonas como los párpados, las manos o alrededor de la boca. El síntoma más característico es el picor, que provoca que se rasquen, irritando más las lesiones y haciendo que aparezcan más.
¿Cómo prevenir la dermatitis atópica?
Para prevenirlo, se recomienda que los baños no sean muy largos, hacer duchas cortas de no más de 10 minutos, que la temperatura de la habitación no sea excesivamente calurosa, no abrigarlos demasiado y mantenerlos en un ambiente húmedo. Se debe evitar la lana, que produce picor, usar ropa de algodón y, sobre todo, hidratarlos bien. Lo ideal es aplicar la crema hidratante justo después del baño, cuando la piel está más receptiva para absorberla. Además, hay que tener cuidado con las calefacciones a temperaturas muy altas y la humedad muy baja que se produce en invierno.