Revisión 18-01-2022
a y el EH Desde. Hace un tiempo, los medios de comunicación nos han acercado el mundo del daño cerebral y en concreto la palabra y tu se ha introducido en nuestros hogares a través de campañas divulgativas, personas conocidas que le han dado visibilidad o conocidos que también lo han sufrido. No obstante, cuando una persona sufre un ictus surgen numerosas dudas. Una de ellas es Cómo. Puedo mejorar? Esta pregunta requiere que los profesionales expliquemos al paciente y familiares una serie de principios que son fundamentales para la recuperación de la secuela. Primero, El ictus afecta al cerebro Aunque las secuelas las podamos observar en un brazo que no se mueve, una pierna que no responde, una boca que no produce palabras, etcétera. Es importante explicar que ese brazo, esa pierna o esa boca están intactas. El problema es que se ha estropeado la comunicación con el cerebro. Por lo tanto, la rehabilitación neurológica debe enfocarse hacia el cerebro Aunque trabajemos con el cuerpo para llegar a él. Es la plasticidad cerebral la que nos permitirá ir recuperando lo que se ha perdido y creando nuevos caminos para lograr esa comunicación funcional que se ha alterado. Segundo tiempo es cerebro, es vital que se inicie la neurorehabilitación en cuanto el paciente esté estabilizado clínicamente. De la misma manera, la terapia debe ser intensiva y adaptada a cada usuario. No hay dos casos iguales, aunque tengan un mismo diagnóstico. Es un proceso complejo que requiere un equipo multidisciplinar especializado en este ámbito. Tercero, lo que no se usa se pierde. La dificultad que presenta con frecuencia el paciente para poder mover su cuerpo implica una tendencia a no utilizarlo. Si esta tendencia se mantiene en el tiempo, se produce un círculo vicioso en el que no muevo porque me cuesta mucho y cada vez me costará más. Precisamente por no moverlo. Esto repercute en la reorganización de nuestro cerebro y la neuroplasticidad jugará en contra de la recuperación. Por lo tanto, es necesario explicar al paciente y a la familia como pueden ir realizando movimientos y colaborando en actividades básicas de autocuidado de forma segura, estimulando el uso de cuerpo y mente y evitando la sobreprotección. Cuarto, la motivación es imprescindible La motivación influye directamente en el aprendizaje y en rehabilitación neurológica. El aprendizaje es la base de la recuperación funcional. Por ello todo el entorno, tanto humano como físico deben incentivar al paciente a superarse y a luchar, reforzando sus logros, adaptándose a sus posibilidades y planteando metas alcanzables pero que supongan un desafío. Quinto, la familia es crucial. Se suele decir que el ictus no sólo afecta al paciente, sino que también afecta a la familia, ya que supone una ruptura vital muy importante. Por ello, la familia cumple un doble papel por una parte, estimular y acompañar al paciente para que participe en las actividades propuestas por el equipo rehabilitador. Y por otra parte, la propia familia puede precisar atención y acompañamiento psicológico para comprender y asimilar el proceso. Sexto, no poner límites. Esta premisa debe guiar el día a día del paciente, de la familia y de los profesionales. La recuperación funcional final está condicionada por la gravedad de la lesión Pero. Existen numerosos factores que influirán también en dicha recuperación la colaboración del paciente y la familia, el conocimiento de los profesionales y la relación terapéutica, el entorno físico y social del paciente, la situación funcional previa, etcétera. Por lo tanto, lo único que podemos decirle a nuestros pacientes es que vamos a dar lo mejor de nosotros, que les acompañaremos en el camino y que si ellos también da lo mejor de sí mismo, llegaremos juntos todo lo lejos que sea posible. Por lo tanto, a la pregunta de cómo puedo mejorar la respuesta, sería comenzando cuanto antes una rehabilitación neurológica intensiva, multidisciplinar especializada en la que ves lo mejor de ti, tanto tú como tu familia, colaborando al máximo e intentando poner en práctica en casa todo lo aprendido en el tratamiento rehabilitador a
a y el EH Desde. Hace un tiempo, los medios de comunicación nos han acercado el mundo del daño cerebral y en concreto la palabra y tu se ha introducido en nuestros hogares a través de campañas divulgativas, personas conocidas que le han dado visibilidad o conocidos que también lo han sufrido. No obstante, cuando una persona sufre un ictus surgen numerosas dudas. Una de ellas es Cómo. Puedo mejorar? Esta pregunta requiere que los profesionales expliquemos al paciente y familiares una serie de principios que son fundamentales para la recuperación de la secuela. Primero, El ictus afecta al cerebro Aunque las secuelas las podamos observar en un brazo que no se mueve, una pierna que no responde, una boca que no produce palabras, etcétera. Es importante explicar que ese brazo, esa pierna o esa boca están intactas. El problema es que se ha estropeado la comunicación con el cerebro. Por lo tanto, la rehabilitación neurológica debe enfocarse hacia el cerebro Aunque trabajemos con el cuerpo para llegar a él. Es la plasticidad cerebral la que nos permitirá ir recuperando lo que se ha perdido y creando nuevos caminos para lograr esa comunicación funcional que se ha alterado. Segundo tiempo es cerebro, es vital que se inicie la neurorehabilitación en cuanto el paciente esté estabilizado clínicamente. De la misma manera, la terapia debe ser intensiva y adaptada a cada usuario. No hay dos casos iguales, aunque tengan un mismo diagnóstico. Es un proceso complejo que requiere un equipo multidisciplinar especializado en este ámbito. Tercero, lo que no se usa se pierde. La dificultad que presenta con frecuencia el paciente para poder mover su cuerpo implica una tendencia a no utilizarlo. Si esta tendencia se mantiene en el tiempo, se produce un círculo vicioso en el que no muevo porque me cuesta mucho y cada vez me costará más. Precisamente por no moverlo. Esto repercute en la reorganización de nuestro cerebro y la neuroplasticidad jugará en contra de la recuperación. Por lo tanto, es necesario explicar al paciente y a la familia como pueden ir realizando movimientos y colaborando en actividades básicas de autocuidado de forma segura, estimulando el uso de cuerpo y mente y evitando la sobreprotección. Cuarto, la motivación es imprescindible La motivación influye directamente en el aprendizaje y en rehabilitación neurológica. El aprendizaje es la base de la recuperación funcional. Por ello todo el entorno, tanto humano como físico deben incentivar al paciente a superarse y a luchar, reforzando sus logros, adaptándose a sus posibilidades y planteando metas alcanzables pero que supongan un desafío. Quinto, la familia es crucial. Se suele decir que el ictus no sólo afecta al paciente, sino que también afecta a la familia, ya que supone una ruptura vital muy importante. Por ello, la familia cumple un doble papel por una parte, estimular y acompañar al paciente para que participe en las actividades propuestas por el equipo rehabilitador. Y por otra parte, la propia familia puede precisar atención y acompañamiento psicológico para comprender y asimilar el proceso. Sexto, no poner límites. Esta premisa debe guiar el día a día del paciente, de la familia y de los profesionales. La recuperación funcional final está condicionada por la gravedad de la lesión Pero. Existen numerosos factores que influirán también en dicha recuperación la colaboración del paciente y la familia, el conocimiento de los profesionales y la relación terapéutica, el entorno físico y social del paciente, la situación funcional previa, etcétera. Por lo tanto, lo único que podemos decirle a nuestros pacientes es que vamos a dar lo mejor de nosotros, que les acompañaremos en el camino y que si ellos también da lo mejor de sí mismo, llegaremos juntos todo lo lejos que sea posible. Por lo tanto, a la pregunta de cómo puedo mejorar la respuesta, sería comenzando cuanto antes una rehabilitación neurológica intensiva, multidisciplinar especializada en la que ves lo mejor de ti, tanto tú como tu familia, colaborando al máximo e intentando poner en práctica en casa todo lo aprendido en el tratamiento rehabilitador a