Revisión 18-01-2022
este sitio. Para mí es un referente en la rehabilitación. La verdad que yo tenía mucha suerte de acabar aquí Mi iniciar y terminar mi rehabilitación aquí, en Casa Verde Aunque He de reconocer que todos los profesionales sanitarios con los que he ido encontrándome en mi largo camino de esta enfermedad son personas extraordinarias que yo no conocía. Me Me tengo que referir a los limpiadores de las habitaciones, a la gente de cocina, a la gente de lavandería, a los que a los enfermeros, a los médicos, a los psicólogos, al oficio terapéutico, Alonso de terapia ocupacional a todos. Todos eran personas y ellos me devolvían ciento por uno. Me he sentido siempre muy, muy cuidado, muy malo Ellos. Me han enseñado el camino. Yo probablemente móvil. Han dado pegándome golpes contra las paredes y ellos me marcaban siempre la dirección correcta y ahora reconozco que tenían ellos toda la razón del mundo. Pero yo en aquel momento no sabía ver los consejos que me daba al médico los consejos que me daba el oficio, los consejos que le daba el psicólogo. La primera vez que la afición me dijo Ponte de pie, le decía Pero, cómo voy a poner de pie si le falta la pierna derecha. No teníamos Frontex y en ese momento me dijo Tú puedes y por eso voy a poner de pie con una pierna y me puse de pie en una pierna y su vida escalera y bajar las escaleras con una pierna. Entonces, si tu te pones que tienes que hacerlo, lo haces. Lo hace porque el cerebro tiene muchísima fuerza y yo no conocía esa potencia. Yo a veces me pregunto de dónde sacarlo Fuerza para este golpe que me ha dado la vida? No, no lo sé. No lo sé porque de mi familia ha sido importantísimo. Mi mujer ha sufrido treinta y cinco días mío en la usted que yo no me enteré para nada Para ella tuvieron que ser insufrible. De hecho, ahora cuando ven el diario de lo que el médico le iba informando muchas veces le tengo que decir para no sigas leyendo, porque a mí me puede sea Minerva insufrible. El poderle es simplemente los comentarios. Imaginate lo que sería Un día y veinticuatro horas esperando el siguiente mensaje del médico que te dice que que se está muriendo y que igual mañana no pasado los treinta y cinco días le guste que probablemente fueron el peor momento. Yo no me enteré de nada. Afortunadamente y después los médicos me han tenido siempre en un nivel de medicación extraordinariamente acertado, porque yo no he sufrido para nada. Nunca, nunca, ningún día. Solamente recuerdo como un momento malo Cuando en la UCI me sentaban en un sillón y yo quería negociar con el Enfermero me pongo el sillón, pero solamente una hora son las cinco de la misma cuesta de fea. No voy a negociar contigo, Jaime tú te sientas el sillón, ya te diré cuál te acuestas, pero era horroroso el dolor en el tronco. Ya cuando aprendí a ponerme de pie estaba continuamente balanceando. Me para que no me doliera la espalda porque me había quedado sin ninguna musculatura. Es tremendo lo que se pierde En treinta días. Yo hago absolutamente todo el autónomo. Ya no necesito ayuda para nada. Desde que me levanto hasta que me acuesto. Salvo cuando tengo que salir a la calle, que mi mujer tiene que coger el coche y llevarme a un sitio o a otro y tal. Pero bueno, a veces llamó al tácita. Viene me recoge y me lleva. Y no tengo que molestarla ella que lo hace encantado, pero yo he conseguido un nivel de autonomía total. Mi mensaje es que lo que tú tengas en tu cabeza lo conseguirás. No te tienes que rendir para nada.
este sitio. Para mí es un referente en la rehabilitación. La verdad que yo tenía mucha suerte de acabar aquí Mi iniciar y terminar mi rehabilitación aquí, en Casa Verde Aunque He de reconocer que todos los profesionales sanitarios con los que he ido encontrándome en mi largo camino de esta enfermedad son personas extraordinarias que yo no conocía. Me Me tengo que referir a los limpiadores de las habitaciones, a la gente de cocina, a la gente de lavandería, a los que a los enfermeros, a los médicos, a los psicólogos, al oficio terapéutico, Alonso de terapia ocupacional a todos. Todos eran personas y ellos me devolvían ciento por uno. Me he sentido siempre muy, muy cuidado, muy malo Ellos. Me han enseñado el camino. Yo probablemente móvil. Han dado pegándome golpes contra las paredes y ellos me marcaban siempre la dirección correcta y ahora reconozco que tenían ellos toda la razón del mundo. Pero yo en aquel momento no sabía ver los consejos que me daba al médico los consejos que me daba el oficio, los consejos que le daba el psicólogo. La primera vez que la afición me dijo Ponte de pie, le decía Pero, cómo voy a poner de pie si le falta la pierna derecha. No teníamos Frontex y en ese momento me dijo Tú puedes y por eso voy a poner de pie con una pierna y me puse de pie en una pierna y su vida escalera y bajar las escaleras con una pierna. Entonces, si tu te pones que tienes que hacerlo, lo haces. Lo hace porque el cerebro tiene muchísima fuerza y yo no conocía esa potencia. Yo a veces me pregunto de dónde sacarlo Fuerza para este golpe que me ha dado la vida? No, no lo sé. No lo sé porque de mi familia ha sido importantísimo. Mi mujer ha sufrido treinta y cinco días mío en la usted que yo no me enteré para nada Para ella tuvieron que ser insufrible. De hecho, ahora cuando ven el diario de lo que el médico le iba informando muchas veces le tengo que decir para no sigas leyendo, porque a mí me puede sea Minerva insufrible. El poderle es simplemente los comentarios. Imaginate lo que sería Un día y veinticuatro horas esperando el siguiente mensaje del médico que te dice que que se está muriendo y que igual mañana no pasado los treinta y cinco días le guste que probablemente fueron el peor momento. Yo no me enteré de nada. Afortunadamente y después los médicos me han tenido siempre en un nivel de medicación extraordinariamente acertado, porque yo no he sufrido para nada. Nunca, nunca, ningún día. Solamente recuerdo como un momento malo Cuando en la UCI me sentaban en un sillón y yo quería negociar con el Enfermero me pongo el sillón, pero solamente una hora son las cinco de la misma cuesta de fea. No voy a negociar contigo, Jaime tú te sientas el sillón, ya te diré cuál te acuestas, pero era horroroso el dolor en el tronco. Ya cuando aprendí a ponerme de pie estaba continuamente balanceando. Me para que no me doliera la espalda porque me había quedado sin ninguna musculatura. Es tremendo lo que se pierde En treinta días. Yo hago absolutamente todo el autónomo. Ya no necesito ayuda para nada. Desde que me levanto hasta que me acuesto. Salvo cuando tengo que salir a la calle, que mi mujer tiene que coger el coche y llevarme a un sitio o a otro y tal. Pero bueno, a veces llamó al tácita. Viene me recoge y me lleva. Y no tengo que molestarla ella que lo hace encantado, pero yo he conseguido un nivel de autonomía total. Mi mensaje es que lo que tú tengas en tu cabeza lo conseguirás. No te tienes que rendir para nada.