Revisión 18-01-2022
a mantener el cerebro activo tanto en la población general como en personas que han sufrido un ictus. Implica, entre otras, cuidar la dieta y la presencia de enfermedades como la diabetes o el colesterol, realizar ejercicio físico e incluir una rutina de actividades que estimulen las capacidades cognitivas en personas que han sufrido un ictus. El hecho de contar con una rutina de ejercicios diaria resulta primordial para el mantenimiento de las funciones cognitivas y para el bienestar emocional de la persona, ya que ayuda a aumentar la autoestima y favorecer la autonomía personal. La rutina puede implicar la dedicación de treinta minutos al día a realizar distintas actividades. Algunos de estos ejercicios pueden ser tachar determinadas letras o números de un texto, buscar diferencias entre dos imágenes, realizar sopas de letras, leer una noticia y tratar de encontrar aspectos sobre la misma o identificar tres palabras clave encontrar distintos elementos en una imagen, leer o escribir, recordar, de escribir Al final del día, lo que hemos hecho y las comidas que hemos realizado, hacer sudokus o problemas de lógica. Estos ejercicios pueden adaptarse en función del estado cognitivo de la persona, por ejemplo, en personas con un grado de afectación moderado o con dificultades de comunicación. Se puede leer una noticia y plantear preguntas con dos opciones de respuesta o preguntas de tipo sí o no. Las actividades de la vida diaria son las que más ayudan al mantenimiento del funcionamiento cognitivo, por lo que algunas tareas cotidianas pueden formar parte también de esta rutina. Por ejemplo, realizar la lista de la compra y tratar de recordar algunas de las cosas que hemos apuntado. También se pueden categorizar los productos que necesitamos comprar haciendo distintos apartados lácteos, carnes, productos de limpieza, preparar una comida siguiendo las indicaciones de una receta, pagar en efectivo en alguna tienda, haciendo el cálculo de cuánto nos tienen que devolver, ayudar a organizar algún viaje o un evento social. También podemos hacer partícipes de estas actividades a personas con un mayor grado de afectación Simplificando las tareas. Por ejemplo, les podemos ayudar en la toma de decisiones cotidiana, enseñándoles dos opciones de prendas para que puedan elegir la ropa que quieran ponerse ese día o pueden ayudar a encontrar un determinado producto de una estantería del supermercado. Lo importante de las actividades que se incluyan en el funcionamiento diario de la persona es que sean cambiantes y que siempre supongan un reto cognitivo. A
a mantener el cerebro activo tanto en la población general como en personas que han sufrido un ictus. Implica, entre otras, cuidar la dieta y la presencia de enfermedades como la diabetes o el colesterol, realizar ejercicio físico e incluir una rutina de actividades que estimulen las capacidades cognitivas en personas que han sufrido un ictus. El hecho de contar con una rutina de ejercicios diaria resulta primordial para el mantenimiento de las funciones cognitivas y para el bienestar emocional de la persona, ya que ayuda a aumentar la autoestima y favorecer la autonomía personal. La rutina puede implicar la dedicación de treinta minutos al día a realizar distintas actividades. Algunos de estos ejercicios pueden ser tachar determinadas letras o números de un texto, buscar diferencias entre dos imágenes, realizar sopas de letras, leer una noticia y tratar de encontrar aspectos sobre la misma o identificar tres palabras clave encontrar distintos elementos en una imagen, leer o escribir, recordar, de escribir Al final del día, lo que hemos hecho y las comidas que hemos realizado, hacer sudokus o problemas de lógica. Estos ejercicios pueden adaptarse en función del estado cognitivo de la persona, por ejemplo, en personas con un grado de afectación moderado o con dificultades de comunicación. Se puede leer una noticia y plantear preguntas con dos opciones de respuesta o preguntas de tipo sí o no. Las actividades de la vida diaria son las que más ayudan al mantenimiento del funcionamiento cognitivo, por lo que algunas tareas cotidianas pueden formar parte también de esta rutina. Por ejemplo, realizar la lista de la compra y tratar de recordar algunas de las cosas que hemos apuntado. También se pueden categorizar los productos que necesitamos comprar haciendo distintos apartados lácteos, carnes, productos de limpieza, preparar una comida siguiendo las indicaciones de una receta, pagar en efectivo en alguna tienda, haciendo el cálculo de cuánto nos tienen que devolver, ayudar a organizar algún viaje o un evento social. También podemos hacer partícipes de estas actividades a personas con un mayor grado de afectación Simplificando las tareas. Por ejemplo, les podemos ayudar en la toma de decisiones cotidiana, enseñándoles dos opciones de prendas para que puedan elegir la ropa que quieran ponerse ese día o pueden ayudar a encontrar un determinado producto de una estantería del supermercado. Lo importante de las actividades que se incluyan en el funcionamiento diario de la persona es que sean cambiantes y que siempre supongan un reto cognitivo. A