Alergia primaveral: causas, síntomas y tratamientos
La alergia primaveral, también conocida como polinosis, es una reacción exagerada del sistema inmunitario ante la presencia de polen en el aire, especialmente de gramíneas y olivos.
¿Por qué se produce la alergia primaveral?
En personas con este tipo de alergia, el sistema inmunitario identifica erróneamente el polen como una amenaza y libera sustancias químicas como la histamina, causando los molestos síntomas alérgicos.
Síntomas comunes de la alergia primaveral
Los síntomas de la alergia primaveral pueden variar en intensidad y afectar principalmente a:
Nariz: picor, estornudos, congestión nasal, rinorrea.
Ojos: picor, enrojecimiento, lagrimeo.
Garganta: picor, irritación.
Pulmones: tos, sibilancias, dificultad para respirar (en casos de asma asociado).
Tratamientos para aliviar los síntomas
El tratamiento de la alergia primaveral se centra en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. Algunas opciones comunes incluyen:
Antihistamínicos: disponibles en comprimidos, jarabes, colirios nasales y oculares, bloquean la acción de la histamina.
Corticoides: en forma de aerosoles nasales, reducen la inflamación de las vías respiratorias.
Descongestionantes nasales: alivian la congestión nasal, pero su uso prolongado puede ser contraproducente.
Inmunoterapia: mediante vacunas con alérgenos, busca disminuir la sensibilidad del sistema inmunitario al polen.
Consejos para prevenir la alergia primaveral
La prevención juega un papel fundamental en el manejo de la alergia primaveral. Algunas medidas recomendadas son:
Evitar la exposición al polen:
Consultar los niveles de polen en su área y evitar salir al exterior en las horas de mayor concentración (generalmente por la mañana temprano y al atardecer).
Mantener las ventanas cerradas durante el día y ventilar la casa por la noche o en momentos de menor concentración de polen.
Utilizar gafas de sol para proteger los ojos del contacto con el polen.
Mantener un entorno limpio:
Limpiar con frecuencia el polvo de la casa, especialmente en dormitorios y áreas de descanso.
Lavar la ropa de cama con agua caliente para eliminar los ácaros del polvo y otros alérgenos.
Utilizar filtros de aire para reducir la cantidad de alérgenos en el ambiente.
Cuidar la higiene personal:
Lavarse las manos con frecuencia, especialmente después de estar al aire libre.
Ducharse o lavarse el cabello antes de acostarse para eliminar el polen acumulado durante el día.
Consultar con un profesional de la salud
Es importante recordar que la información proporcionada en este artículo es solo orientativa y no debe sustituir el consejo de un profesional de la salud. Si experimentas síntomas de alergia, consulta con tu médico o farmacéutico para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado a tus necesidades.