Encontrar el equilibrio adecuado entre la preocupación excesiva y la despreocupación puede ser uno de los mayores desafíos de la paternidad. Es natural querer proteger a nuestros hijos de cualquier daño, pero ¿cuándo la preocupación se vuelve contraproducente? El pediatra Jesús Garrido, Coordinador de Pediatría del Hospital Vithas La Salud de Granada, aborda esta cuestión y ofrece una perspectiva tranquilizadora.
La importancia de un poco de "pupa" en el desarrollo infantil
Según el Dr. Garrido, un cierto grado de "pupa", es decir, pequeños percances o experiencias ligeramente negativas, puede ser beneficioso para el desarrollo infantil. Estas experiencias, siempre y cuando no pongan en riesgo la salud del niño, contribuyen a su aprendizaje y a su capacidad de resiliencia.
Experimentar pequeñas caídas, aprender a resolver conflictos con otros niños o enfrentarse a la frustración de no conseguir siempre lo que quieren son ejemplos de situaciones que, aunque puedan generar cierta preocupación en los padres, son parte del proceso natural de aprendizaje y crecimiento. Estas experiencias ayudan a los niños a desarrollar habilidades sociales, emocionales y de afrontamiento que les serán útiles a lo largo de su vida.