Alimentación complementaria en bebés ¿Cuándo hay que comenzar a darla? ¿Qué alimentos hay que darles? ¿Preparados de qué manera? Son dudas muy comunes entre los padres. El pediatra Jesús Garrido recuerda que la Organización Mundial de la Salud, lo mejor es mantener como alimentación exclusiva la leche hasta los seis meses. «Además, si se opta por la lactancia materna, se puede mantener la leche como alimentación exclusiva algún tiempo más; así, la mayoría de los niños estarán bien alimentados», añade.
Esto es muy importante, porque, según explica Garrido, «hay que entender que si el niño rechaza la alimentación complementaria al principio, no pasa nada». En este sentido, recomienda no forzar: «No tenemos que pelearnos con él para que coma, si él está bien podemos retrasarlo o empezar más lentamente, porque forzando, podemos crear un rechazo hacia ese tipo de alimentos», dice. Igual que se puede retrasar un poco, el pediatra explica que hay circunstancias que pueden adelantar la introducción de la alimentación complementaria. Esto ocurre por ejemplo cuando la madre se reincorpora a la vida laboral y no puede seguir con la lactancia materna.
¿Con qué alimentos hay que empezar la alimentación complementaria en bebés?
El pediatra explica que existen muchas listas de alimentos distintas, pero recomienda fijarse más en qué alimentos no deben tomar los pequeños y, evitando estos, darle al niño lo que él mejor vaya aceptando. Para ello, es fundamental saber qué aliementos es mejor no darles y hasta qué edades:
Hasta que cumpla el año, no deben tomar leche de vaca entera. «A partir del año, si el niño ha tomado otro tipo de lácteos sin problemas, se puede introducir», dice Garrido. Además, tampoco es recomendable que tomen verduras de hojas verdes, muy ricas en nitritos y que pueden provocar intoxicaciones en los niños muy pequeños. Lo mismo ocurre con la miel cruda, «pueden tomar la que viene con los cereales, pero la cruda contiene clostridium botulinum que también puede provocar intoxicaciones.
Hasta los dos años, no deben tomar pescado azul grande y marisco, ya que contienen muchos metales pesados, así como el huevo crudo, ya que los niños pequeños tienen poco ácido en el estómago lo que les hace más vulnerable a las salmonela.
Más mayores tienen que ser para poder consumir frutos secos, la causa más frecuente de muerte por atragantamiento.
Sobre cómo ha de introducirse esta alimentación complementaria en bebés, el pediatra recomienda ir probando qué acepta mejor el niño. «A veces es mejor triturarlo, pero otros alimentos que se deshacen bien con las encías se pueden dar en trozos pequeños. Al final depende de lo que decidan los padres y de lo que mejor reciba el niño», concluye.
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