Amitriptilina requiere receta médica
Amitriptilina es un fármaco con actividad antidepresiva y analgésica. Su mecanismo de acción principal consiste en evitar que dos neurotransmisores, la noradrenalina y la serotonina, se inactiven en las terminaciones nerviosas, aumentando así su concentración.
Además, amitriptilina produce efectos sobre otros receptores, como el de la histamina, o los canales iónicos de sodio, que contribuyen tanto a su eficacia como a la aparición de efectos adversos.
El fármaco está indicado en el tratamiento del trastorno depresivo mayor en adultos, en el tratamiento de diversos tipos de dolor, como el de la migraña, también en adultos, y en algunos casos de enuresis nocturna en niños de 6 años o más.
Además, está indicada en el tratamiento de la ansiedad en combinación con medazepam, una benzodiazepina con efecto ansiolítico.
Cómo administrar amitriptilina
Amitriptilina está comercializada en España en forma de comprimidos, con una dosis de 10, 25, 50 y 75 mg. También se encuentra en forma de cápsulas en combinación con medazepam.
En España, amitriptilina únicamente se dispensa bajo prescripción médica.
La dosis a emplear dependerá de la condición a tratar, teniendo en cuenta que se prefiere comenzar con una dosis baja, de 10 o 25 mg al día, y aumentarla si es necesario hasta alcanzar el efecto terapéutico buscado. En cualquier caso, se recomienda que la dosis máxima diaria no sea superior a 100 o 150 mg.
Posibles efectos adversos de la amitriptilina
Amitriptilina puede provocar efectos adversos, que suelen ser más frecuentes y de mayor intensidad con dosis altas. Entre los más comunes se encuentran: somnolencia, mareo, palpitaciones, sequedad de boca y congestión nasal. Algunos de ellos son más frecuentes al inicio del tratamiento y tienden a disminuir.
En el tratamiento de los estados depresivos con amitriptilina es normal que los síntomas comiencen a mejorar pasados unos días o unas pocas semanas tras el inicio del tratamiento, por lo que al principio es normal no notar mejoría, pero no por ello se debe suspender el tratamiento.
Si, durante el tratamiento con amitriptilina, notas que los síntomas empeoran, es importante que lo consultes con tu médico. También, si tienes un familiar en tratamiento con amitriptilina u otro antidepresivo, avisa al médico o al farmacéutico si notas que está sufriendo cambios negativos de humor o de comportamiento.