Biosimilares en cáncer: tratamiento accesible y efectivo
La llegada de los medicamentos biológicos ha supuesto una revolución en el tratamiento del cáncer. Estos medicamentos, creados a partir de células vivas, actúan sobre dianas específicas de las células cancerosas, ofreciendo una terapia dirigida y, en muchos casos, menos agresiva que la quimioterapia tradicional. Sin embargo, el alto coste de los medicamentos biológicos ha limitado su acceso para muchos pacientes. Es aquí donde entran en juego los biosimilares.
Un biosimilar es un medicamento que ha demostrado ser altamente similar a un medicamento biológico ya autorizado (medicamento de referencia), en términos de calidad, seguridad y eficacia. Su llegada al mercado ha supuesto una gran noticia para los pacientes con cáncer, ya que ofrecen una alternativa más accesible a los medicamentos biológicos, con los mismos resultados en salud.
Tipos de cáncer que se benefician de los biosimilares
Los biosimilares se utilizan en el tratamiento de una amplia variedad de cánceres, incluyendo:
Cáncer colorrectal
Cáncer de mama
Cáncer de ovario
Cáncer de las trompas de Falopio
Cáncer peritoneal
Carcinoma de pulmón de células no pequeñas
Carcinoma de células renales
Cáncer del cuello uterino
Leucemia linfocítica crónica de células B
Cáncer de estómago
Linfoma no Hodgkin
Biosimilares más comunes en el tratamiento del cáncer
Entre los biosimilares más utilizados en oncología, se encuentran:
Bevacizumab: Actúa bloqueando el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF), impidiendo la formación de nuevos vasos sanguíneos que los tumores necesitan para crecer y propagarse.
Rituximab: Se une a la proteína CD20 presente en las células B, incluyendo las células cancerosas, marcándolas para que el sistema inmunitario las destruya.
Trastuzumab: Se dirige a la proteína HER2, presente en grandes cantidades en algunos tipos de cáncer de mama, impidiendo que las células cancerosas se multipliquen y crezcan.
Administración y conservación de los biosimilares
Los biosimilares se administran principalmente por vía intravenosa, lo que significa que el paciente debe acudir al hospital para recibir el tratamiento. Sin embargo, algunos biosimilares, como las epoetinas (utilizadas para tratar la anemia asociada al cáncer) y el filgrastim y pegfilgrastim (para la neutropenia), pueden administrarse por vía subcutánea.
La administración subcutánea puede ser realizada por el propio paciente o un cuidador en casa, tras recibir la formación adecuada por parte de un profesional sanitario. Es fundamental seguir las instrucciones específicas del dispositivo de administración (jeringa o pluma precargada) y conservar el medicamento en la nevera, entre 2°C y 8°C, para garantizar su eficacia.
Importancia de la cadena de frío
Mantener la cadena de frío es crucial para asegurar la eficacia de los biosimilares. Esto significa mantener el medicamento a una temperatura constante entre 2°C y 8°C, desde su fabricación hasta su administración al paciente. Interrumpir la cadena de frío puede afectar a la estructura del biosimilar y reducir su efectividad. Por ello, es importante transportar y almacenar estos medicamentos en neveras portátiles que mantengan la temperatura adecuada, especialmente durante los viajes.
En resumen, los biosimilares han supuesto un gran avance en el tratamiento del cáncer, ofreciendo una alternativa más accesible a los medicamentos biológicos, con la misma calidad, seguridad y eficacia. Es fundamental seguir las recomendaciones de los profesionales sanitarios en cuanto a su administración y conservación para garantizar su efectividad.