No lo estás haciendo mal: todos los niños tienen rabietas. Descubre las claves de cómo actuar para que los niños se porten bien y aprendan a comportarse.
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PediatríaNo lo estás haciendo mal: todos los niños tienen rabietas. Descubre las claves de cómo actuar para que los niños se porten bien y aprendan a comportarse.
Es completamente normal sentirse frustrado cuando tu hijo tiene una rabieta. Lo primero que debes saber es que no estás solo, todos los niños las tienen. Las rabietas son una parte normal del desarrollo infantil y son la forma en que los niños pequeños expresan sus emociones, especialmente cuando aún no han desarrollado completamente el lenguaje.
El Dr. Jesús Garrido de Mi Pediatra Online, explica que las rabietas son conductas instintivas que se fueron afianzando socialmente como un mecanismo para obtener resultados. En el pasado, llorar y patalear podía significar la diferencia entre obtener alimento o atención y no obtenerlos.
Si bien es un comportamiento natural, es importante enseñar a nuestros hijos a manejar la frustración de manera saludable.
La clave para manejar las rabietas es entender que el cambio no ocurre de la noche a la mañana. Requiere paciencia, consistencia y mucho amor. El Dr. Garrido nos ofrece algunas estrategias para afrontar las rabietas:
1. Anticipación y prevención:
Identifica los desencadenantes: Observa qué situaciones suelen provocar las rabietas en tu hijo (cansancio, hambre, cambios en la rutina).
Prepara a tu hijo para los cambios: Si sabes que se avecina una situación difícil, como ir al supermercado, explícale con anticipación qué esperar.
Ofrece alternativas: Si pide un juguete en la tienda, ofrécele la opción de elegirlo para su cumpleaños o una ocasión especial.
2. Gestionar la rabieta en el momento:
Mantén la calma: Respira hondo y recuerda que tú eres el adulto en la situación.
No cedas a la rabieta: Si le das lo que quiere durante una rabieta, aprenderá que esa es una forma efectiva de conseguirlo.
Establece límites claros y firmes: Utiliza frases cortas y sencillas como "No se pega" o "No puedes tener eso ahora".
Crea un espacio seguro: Si es posible, llévalo a un lugar tranquilo donde pueda calmarse. No lo obligues a hablar hasta que se haya calmado.
Ofrece consuelo: Una vez que se haya calmado, abrázalo y dile que lo quieres.
3. Después de la tormenta:
Habla sobre lo sucedido: Explícale con calma por qué su comportamiento no fue adecuado y cómo puede expresarse mejor la próxima vez.
Refuerza el buen comportamiento: Elogia su esfuerzo cuando logre manejar una situación frustrante de manera adecuada.
Recuerda que cada niño es diferente y lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. Lo importante es ser constante con las estrategias que elijas y buscar ayuda profesional si las rabietas son muy frecuentes o intensas.
Sé un modelo a seguir: Los niños aprenden observando a los adultos. Muéstrale cómo manejas tus propias emociones de manera saludable.
Establece rutinas: Las rutinas predecibles ayudan a los niños a sentirse seguros y a reducir la ansiedad.
Dedica tiempo de calidad: Jugar, leer o simplemente hablar con tu hijo fortalece vuestro vínculo y le ayuda a sentirse comprendido.
No te rindas: Puede llevar tiempo ver resultados, pero con paciencia y amor, tu hijo aprenderá a manejar sus emociones de manera saludable.
Recuerda que las rabietas son una fase temporal y que con tu ayuda, tu hijo las superará.
Cuando un niño empieza a hacer rabieta, uno lo hacen con un año, año y poco. Otros lo hacen en torno a los dos años, la mayoría de los padres pensamos lo estoy haciendo fatal. En que fallado para que mi hijo responda de esta manera haciendo esta crisis, que es que no hay forma de hablar con el que no hay forma de razonar con él y que Melilla las que Melilla en cualquier sitio. Pues voy a dar una buena noticia. Todo, incluso los niños mejor educados de este planeta, incluido tú, incluido yo. Todos hemos hecho rabietas, Estas conductas son simplemente parte del catálogo de lo que podemos hacer de forma instintiva y que toda la especie humana está preparada para hacer. A lo largo de nuestra historia ha habido ciertas formas de actuar que han funcionado en cierta organizaciones sociales y entonces se han ido promocionando y se han ido heredando de forma instintiva. Si pensamos, por ejemplo, en la etapa en la que no había mucha comida y había diez niños y cinco podían comer y los otros cinco se van a morir de hambre, Cuál sobrevivía, pues ERC hacia la rabieta. El que no chilla. No, mamá, ese dicho tan antiguo era una realidad en esa sociedad, esa forma de conductas han ido afianzando generación tras generación y ha llegado un momento en el que a nosotros no nos gustan porque en nuestra sociedad ya no son una ventaja, ya no funcionan. Cuando nosotros educamos a un niño lo que hacemos precisamente de todo el catálogo de conductas instintivas de las que disponemos de forma genética, le decimos Está funcionando esta no funcionan y hacemos que las que le van a servir para adaptarse a la sociedad se promocione, acaben eliminándose aquellas que pueden generar el de un problema de adaptación en el tema de la rabieta. Qué pasa si yo, por ejemplo, me planteo que quiero un coche de alta gama y hago una rabieta delante del concesionario porque me quedo sin coche, no funciona. Por lo tanto, yo quiero que esa forma de pedir las cosas la sustituya por otra que sea más factible, que funciona mejor en la sociedad. Cuando un niño, por ejemplo, deja de hacer rabieta y empieza a ser zalamero o empieza a ser capaz de argumentar las razones por las que quiere las cosas. A nosotros. Si nos gusta porque son dos mecanismos que funcionan mejor en nuestra sociedad. Así que lo que tienes que tener claro es que todos hacen rabieta y que lo único que tenemos que hacer, que nuestra forma de actuar le lleve poco a poco abandonar esa conducta. Y te digo poco a poco, porque la clave en la educación es que el resultado nunca es inmediato, aunque hagan las cosas perfectas. Va a tardar meses o años en que se vea el resultado, pero se va a acabar bien En el tema de la rabieta yo suelo ponerte ejemplos que son siempre los mismos, porque creo que son bastante claro. Hay situaciones que sabemos que nos pueden llevar a una rabieta, pero que son previsible y evitable. Por ejemplo, voy a llevar a mi hijo de tres añitos al cumpleaños de su primo y le voy a comprar un regalo a su primo, pero a él lo voy a llevar a la tienda de juguetes, pero no pienso comprarle nada. Quien es el que tiene tres años, Tu hijo, tu, si lo lleva le va a comprar algo o si no te va a liar la rabieta entonces o no lo lleva o le compra algo decir piensa. La opción es viable y si piensas la adopción, es viable evitar la rabieta. Segunda situación. Llegamos ya al cumpleaños del primito y está jugando con los demás niños y de repente llega, Se acerca a mí y me dice que quiere jugar con el móvil. Entonces yo pienso de forma razonable que el niño, que siempre está solo, es hijo único y que puede jugar con otros niños. Una tontería que esté aquí enganchado al móvil, que lo que tiene que hacer es jugar con los otros niños. Entonces le digo no, no te dejo el móvil. Y el niño, pues yo quiero un movil, no? Pues yo, pero el móvil no ves que va directo hacia la rabieta y tú diciéndole que no y que no y que no. Y llega un momento que te hace la rabieta y entonces ya cambiar de opinión, ve que los demás parece están mirando de forma extraña, como diciendo Fíjate este niño lo malcriado que está porque hace rabieta, cosa que también el mío y entonces Fede y la edad del móvil después de la rabieta. Si lo que te está pidiendo a tu hijo. En caso de que llegue a la rabieta, vas a Federer. Cede antes de llegar a la rabieta, una salida honrosa. En este caso hubiera sido que le hubieran dicho Venga, te dejo cinco minutitos con el móvil, pero después te diría que jugar con los demás niños mejor que ceder después de cada la rabieta. Lo que le está diciendo este sistema funciona. La próxima vez que te diga que no, ya sabes que tienes que hacer nueva rabieta. Y luego está la tercera situación que que pasa si en lugar de pedirme el móvil lo que me pide quiero el cuchillo para ir a jugar con mi primo A los gladiadores le puede dar un cuchillo de cocina para que juegue con los primo, no claramente, algo que le perjudica y hay que toca, Pues le rabieta, morir, rabieta y toca aguantar. Tienes que decir que no, porque lo que te está pidiendo claramente le perjudica y entonces él puede llorar. Puede patalear, puede revolcarse por el suelo. Si tú, en esa etapa en la que el niño está haciendo su crisis, tú intenta intervenir y explicarle por qué no le puedes dar el cuchillo. Y así no se piden las cosas, el niño no te va a hacer ni caso. Tú piensa que tu está enfadado con alguien y en el momento que estás con el máximo de enfado llegue a los British. Dice Nada, tranquilo, que te voy a explicar por qué no lleva razón Te cabrean más todavía. Entonces, en esa fase de la que está con el enfado máximo, no intenté convencerle de nada No intenté explicarle nada porque en ese momento no es receptivo a la comunicación Pero Las rabietas son autolimitado, pueden durar más o menos, pero todas acaban del mismo modo. Y es que el niño pasa de la rabieta de repente Cuando hace ese gesto, quiere decir ya ha cedido la rabieta y buscó el contacto. Y entonces, en ese momento, yo lo que te recomiendo es que inmediatamente si de hacer que a él lo abracé y mientras lo abraza le diga no te puedo dar el cuchillo porque hace pupa. Y si me piden las cosas así no te la voy a dar. Pero yo te quiero mucho. Quiero que quede claro que el cariño que le tiene de incondicional, pero que lo que te ha pedido no se lo puedes dar porque le perjudica y que esta no es la forma de pedir las cosas. Pero algún mensaje lo más claro y concreto posible de absurdo que luego este durante toda la tarde recordándole al niño porque no le ha dado el cuchillo y hay que ver la que me ha liado en la fiesta. Eso es absurdo. Si tu afecto tiene las tres situaciones de forma bien definida y actuar de forma adecuada en cada una de esas situaciones. Ten claro que la rabieta van a desaparecer, pero no lo van a hacer miedo. Y mañana