¿Qué son las vacunas?
Las vacunas son medicamentos que permiten generar una respuesta inmunitaria frente al agente causal de una enfermedad infecciosa (virus o bacterias), de modo que, ante un contacto posterior a ese microorganismo, el sistema inmunitario reacciona rápida y potentemente para prevenir la enfermedad.
Actualmente existe una gran variedad de tipos de vacunas, con diferente composición. En líneas generales, se puede decir que una vacuna siempre contiene un antígeno del microorganismo o, en el caso de las vacunas de ARN mensajero, las instrucciones para que nuestras células produzcan ese antígeno.
El antígeno es el principio activo de la vacuna, es decir, el compuesto que es reconocido por el sistema inmunitario y que desencadena una respuesta. Este antígeno se puede presentar de distintas formas en función del método de fabricación de la vacuna.
¿Qué tipos de vacunas existen?
Nos podemos encontrar con diferentes tipos de vacunas:
Vacunas vivas atenuadas: incluyen los microorganismos enteros desprovistos de su capacidad de provocar enfermedad.
Vacunas inactivadas: con microorganismos enteros muertos o inactivados.
Vacunas de toxoides: que son toxinas inactivadas.
Vacunas de polisacáridos capsulares: cuyo antígeno es el azúcar presente en la cápsula de una especie bacteriana.
Vacunas de proteínas recombinantes: producidas por ingeniería genética
Vacunas de ARN mensajero.
¿Qué componentes tienen las vacunas?
No obstante, el componente mayoritario de las vacunas, especialmente de aquellas que se administran mediante inyección intramuscular, que son las mayoritarias, es el agua. Así, para preparaciones inyectables se suele emplear agua estéril de alta calidad.
Además, es importante garantizar el mantenimiento de la calidad de la preparación a lo largo del tiempo y evitar su contaminación. Por ello, las vacunas también suelen contener algún conservante. El más utilizado desde hace años es el 2-fenoxietanol, que se considera muy seguro al ser un compuesto con escasa toxicidad.
En la fabricación de una vacuna también se pueden emplear estabilizantes, que impiden que en el medicamento se produzcan reacciones que puedan degradar el principio activo o disminuir su eficacia. Algunos de los más usados son azúcares como la sacarosa y algunas proteínas o aminoácidos. En las vacunas también es posible encontrar sustancias tensioactivas, que favorecen una mezcla adecuada de todos los componentes. Y aunque no en todas, en algunas vacunas se emplean coadyuvantes, que son sustancias que contribuyen a mejorar la respuesta inmunitaria que produce la vacuna.
Los más utilizados son algunas sales de aluminio (como el fosfato de aluminio o el hidróxido de aluminio), cuya seguridad está ampliamente contrastada. Recuerda, pregunta siempre a tu farmacéutico de confianza. Te ayudaremos y resolveremos cualquier duda que tengas acerca de las vacunas y su composición.