Eritromicina: Usos, efectos secundarios y riesgos
La eritromicina es un antibiótico que pertenece al grupo de los macrólidos, similar a la azitromicina o la claritromicina. Este medicamento combate eficazmente diversas bacterias, pero es crucial recordar que no es efectivo contra virus, como los que causan resfriados o la mayoría de las infecciones de garganta.
Al igual que con otros antibióticos, existen bacterias resistentes a la eritromicina. Su mecanismo de acción consiste en interferir con la síntesis de proteínas en las bacterias, lo que detiene su proliferación.
Usos de la eritromicina:
Infecciones respiratorias: Faringitis, amigdalitis y neumonía.
Infecciones de la piel: Incluyendo casos graves de acné que requieren tratamiento antibiótico.
Infecciones de orina.
Infecciones oculares.
Es fundamental que un médico evalúe la situación y confirme si la bacteria causante de la infección es sensible a la eritromicina antes de iniciar el tratamiento.
La eritromicina se comercializa en diferentes presentaciones: oral (cápsulas, comprimidos, sobres), inyectable y tópica (pomadas oftálmicas, geles, toallitas monodosis).
Recomendaciones de uso:
La dosis y duración del tratamiento con eritromicina varían según la ubicación y gravedad de la infección. Generalmente, la dosis oral diaria oscila entre 1 y 2 gramos, dividida en 3 o 4 tomas. La aplicación oftálmica suele requerir una o varias veces al día, mientras que la aplicación tópica sobre la piel se realiza 1 o 2 veces al día.
Efectos secundarios y riesgos:
Un efecto adverso común de la eritromicina es la diarrea. Si experimentas diarrea intensa o persistente después de tomar este medicamento, consulta a tu médico antes de tomar cualquier antidiarreico.
El principal riesgo asociado al uso de eritromicina, y de los antibióticos en general, es el desarrollo de resistencia bacteriana debido a su uso indebido o excesivo. Esta resistencia puede volver al antibiótico ineficaz contra ciertas infecciones.
Uso responsable de la eritromicina:
No utilices eritromicina sin receta médica, incluso para tratar el acné.
Sigue las indicaciones de tu médico en cuanto a la dosis y duración del tratamiento.
Desecha cualquier resto de medicamento en el punto SIGRE de tu farmacia.
Recuerda que el uso responsable de los antibióticos es crucial para preservar su eficacia y combatir las infecciones bacterianas de manera efectiva.