La ^gastritis** es, en términos médicos, la inflamación del revestimiento del estómago. Aunque muchas personas la describen como una simple sensación de distensión abdominal, el concepto real implica la presencia de tejido inflamatorio y células inflamatorias en la mucosa gástrica.
La forma más precisa de diagnosticar una gastritis es mediante una endoscopia acompañada de toma de biopsias. Sin embargo, en la práctica clínica habitual, a la mayoría de los pacientes que refieren síntomas compatibles con gastritis no se les realiza este procedimiento.
Causas y tratamiento de la gastritis
Las causas de gastritis pueden ser muy diversas. Entre las más frecuentes se encuentran:
Consumo de alcohol o fármacos irritantes.
Ingesta de alimentos irritantes (grasas, picantes, tomate, chocolate, etc.).
Presencia de Helicobacter pylori, una bacteria común en la población española.
Estrés, que puede aumentar la producción de ácido gástrico.
El tratamiento de la gastritis depende de la causa. En algunos casos, puede bastar con eliminar el factor irritante (como el alcohol o ciertos fármacos), mientras que en otros será necesario tratar varias causas al mismo tiempo.
Uno de los primeros pasos es aplicar medidas higiénico-dietéticas, como:
-Evitar alcohol, tabaco, picantes y comidas muy grasas.
Comer despacio, en pequeñas cantidades y de forma frecuente.
Masticar bien los alimentos para facilitar la digestión.
También es fundamental investigar si el paciente tiene infección por Helicobacter pylori, ya que en caso de estar presente, se requiere un tratamiento específico con antibióticos.
Síntomas habituales y factores agravantes
Entre los síntomas más frecuentes en pacientes con gastritis (diagnosticada o sospechada) se encuentran:
Ardor estomacal o acidez.
Digestiones lentas y pesadas.
Hinchazón abdominal después de comer.
Sensación de reflujo o malestar con ciertos alimentos.
Intolerancia a algunos medicamentos.
Factores como el alcohol, el chocolate, el tomate o los alimentos ricos en grasa pueden estimular la producción de ácido gástrico y agravar los síntomas.
Por último, es importante recordar que el estrés crónico también puede jugar un papel relevante en la aparición o mantenimiento de la gastritis, por lo que identificar situaciones estresantes es clave para un abordaje integral del problema.