Golpe en la cabeza en niños: cuándo preocuparse

Transcripción del Audio

Golpe en la cabeza de un niño, un bebé, también porque nosotros, los niños, llega un momento que empiezan a desplazarse en cuanto se empiezan a desplazarse en nuestro control se pueden caer, se pueden levantar de repente y chocarse con una mesa que está a su altura, pero sí pueden recibir golpes de todo los golpes. Yo sé por experiencia que el que más agobian los padres son los golpes en la cabeza, porque porque la estructura más vital del cuerpo Sabemos que el cerebro y que está ahí metida dentro de un buen armazón, que eso es lo primero que tienes que tener, claro, no está ni mucho menos desprotegido, pero es que como tiene la fontanería abierta todavía lo mejor. Eso es peor. No? Eso es mejor. Un golpe en la cabeza de verdad importante en los adultos produce complicaciones con mucha más frecuencia que los niños, porque los niños tienen unos huesos que ante ese golpe pueden desplazarse sin romperse, mientras que la cabeza del adulto está cerrada a cal y canto. Y si se desplaza por la fuerza del golpe, ese hueso se rompe. Y ese esa rotura, esa fractura puede producir esquirla que rompan vasos que produzcan sangrado dentro de la cabeza. Eso que es relativamente frecuente al paciente importante de los adultos. En muy raro que se produzca en los niños la mayoría de los casos de una situación en la cual, como es mucho más elástico de cráneo, se puede desplazar sin romperse. Otra de las cosas que tiene. La ventaja que tiene también el niño es que la fuerza del golpe, en la mayoría de los casos proporcional al peso y proporcionar a la altura desde la cual cay los niños son pequeños y pesan poco, con lo cual la fuerza que reciben, mucho menos intensa que un adulto que más alto y que pesa más resultado que aunque nos agobia mucho, en la mayoría de los casos los golpes, los niños acaban en un chichón y los chichones. Todos hemos tenido chichones. Y qué podemos hacer? Eso? Chichones básicamente con el frío que conseguiría bajo un poquito la inflamación. Y si al niño le duele, podemos dar un analgésico, pero solamente a los casos en los que el dolor sea importante. Porque una de las cosas que nos interesa para valorar si el golpe en la cabeza fue o no fue lo suficientemente intenso para acudir a urgencias, por ejemplo, es si ese dolor se va haciendo cada vez más intenso con el paso de la hora En cualquier golpecito que tú te ves con un chichón. Lo normal es que vayan pasando la hora y la primera hora. Segunda hora Te puedo hablar un poco más porque está el proceso de primer sangrado, primera inflamación, Pero a partir de esa segunda, tercera, cuarta Ahora el dolor va haciendo cada vez menos intenso y conforme va pasando el siguiente día siguiente, ya que no te duele prácticamente nada, esa es la evolución normal. Un niño que vemos que el dolor era más o menos intenso. Al principio parecía que iba mejorando, pero de repente empieza con mucha más intensidad subir a partir del segundo tercer día que ese dolor que no nos gusta, el que nos dice que tenemos que echarle un vistazo para quedarnos tranquilos, de que no haya ninguna complicación y a parte de ello, Rosinha inmediato en el momento, que si no pueden decir también que hay más propensión a que haya generado un daño importante. Y así el niño pierde la conciencia. Si después del golpe pierde la conciencia. Hay que echarle un vistazo si no la pierde, pero hay alteraciones neurológicas. Vemos que el niño pierde el equilibrio con facilidad, que parece que nada, la mano no la siento. No la mueve con la facilidad que lo hace siempre. No manipula bien los objetos se le caen. Todo esto entraría dentro del campo de lo que llamamos alteraciones neurológicas. Y si un niño, después de un golpe en la cabeza, tiene alteraciones neurológicas, hay que echarle un vistazo. Y también los vómitos que la gente suele decir Sí, sí, pero que vomite cuando cuanto Cuando niño pasa un rato llorando después de un golpe en la cabeza porque se ha asustado y en ese momento tocaba a las que no les damos de escena y a lo mejor no vomita después de la cena. Lo más frecuente es que a la estrella del susto le haya producido una inflamación del estómago que ha dicho acidez, sube un poquito y en el momento que llega la comida reacciona vomitando porque no estaba preparado a comer. Estaba todavía situación de estrés, lo que le pedía el cuerpo del Déjame en paz un poquito. Déjame que se me pase. Sin embargo, cuando hay golpe inmediatamente después del golpe, se produce sin que el niño llore siquiera perdió el conocimiento y vomita. Ahí ya hay que echar un vistazo. Y si vemos que además esos vómitos se repiten, se repiten, se repiten de forma frecuente. A partir de ese momento del golpe, ese niño conviene echar la meta. Entonces alteración, neurología, pérdida de conciencia, vómito inmediatamente después del golpe persistente, con un dolor que va en aumento en lugar de a menos ese niño hay que ver. No hay alteración neurológica del niño, está bien y lo único que le damos un chichón, que es llamativo, pero que el niño la Torá estaba pegando botes saltando y a punto de darse el siguiente golpe, a punto de hacerse el siguiente Chicho. En ese caso es lo que tenemos que hacer. Nada de apuntando. Lleva uno, llevará dos. Llevará tres. De aquí a que acabe todas las travesuras que tiene que hacer con su edad por llevar a veinticinco Pero. No será grave. Tengo que daros las gracias por todos los comentarios que añadir a cada uno de mis videos, porque tengo claro que esos comentarios enriquecen con vuestra experiencia lo que yo puedo aportar, así que gracias Seguirá aportando la Si quería agradecerme un poquito más Simplemente pulsa DeLay Sabe que eso ayuda a que se posiciona mejor el video y que llega a mucha más persona. Y si no te quieres perder ninguno de esos videos, Tú lo que tienes que hacer, suscribirte y darle activación a todas las notificaciones para decir cuando vayamos publicando lo que llegue. Y no te pierdas ninguno de estos vídeos. Si además lo comparte con tu amigo a través de redes sociales, entonces ya me hace feliz del todo Ya.

Referencias

Contribuidores

Jesús Garrido

Pediatría