En los últimos años, nos venimos cuestionando acerca de cómo la pandemia de la COVID-19 ha afectado a la microbiota de las personas.
El impacto de la COVID-19 en la microbiota
Es crucial examinar dos escenarios simultáneos pero distintos en este contexto: por un lado, las medidas de aislamiento e higiene que modificaron la microbiota en la población y, por otro lado, el impacto directo de la enfermedad en la microbiota intestinal. A continuación, analizaremos cada caso.
Cambios en la microbiota cutánea: las medidas preventivas durante la pandemia
El primer escenario aborda cómo las medidas de aislamiento y las prácticas de higiene han alterado la microbiota, especialmente en la piel, debido al uso intensificado de detergentes, jabones y alcoholes.
Además, los cambios perinatales también han influido, como en el caso de los bebés que nacieron durante la pandemia y experimentaron aislamiento social, incluso de sus propios familiares. Madres que, a pesar de continuar amamantando, tuvieron que hacerlo con mascarilla, lo que resultó en una falta de interacción crucial con sus bebés.
Este escenario clínico ha generado cambios significativos en diversos filos bacterianos, tanto en la piel como en el intestino.
Impacto de la COVID-19 en la microbiota: más allá de los síntomas respiratorios
El segundo escenario se centra en el impacto directo de la enfermedad en sí misma, especialmente en aquellos pacientes con formas severas de COVID-19 y síndromes con fallas multi-sistémicas.
Las tormentas de toxinas a nivel pulmonar afectaron no solo a la microbiota intestinal, sino también a la del pulmón, ya que ambos comparten muchos géneros bacterianos.
En pacientes con manifestaciones gastrointestinales, como la diarrea, se observaron cambios sustanciales en la microbiota, con disminución de ciertos géneros y un aumento de una microbiota más inflamatoria dominada por bacterias.
Restauración de la microbiota tras la pandemia de la COVID-19
La pandemia de la COVID-19 ha dejado una huella profunda en la microbiota de la población. Tanto las medidas preventivas como la propia enfermedad han provocado cambios significativos en la diversidad, riqueza y abundancia microbiana, especialmente en pacientes pediátricos y aquellos con manifestaciones gastrointestinales severas.
Es esencial tener en cuenta que la restauración de la microbiota previa a esta crisis sanitaria podría llevar muchos años.
El mensaje clave es la necesidad de una atención continua y unos cuidados específicos que ayuden a mitigar los impactos a largo plazo en la salud microbiótica de la población.