Microbiota y patología reproductiva, ¿qué relación hay entre microbiota e infertilidad?
Existen muchas causas de infertilidad, que pueden aparecer tanto en hombres como en mujeres, siendo su frecuencia semejante en ambos sexos.
Dentro de las causas de infertilidad femenina, las más importantes son las alteraciones de la estructura y la funcionalidad del aparato genital, seguidas por las derivadas de una infección de transmisión sexual previa.
Ahora bien, cada vez está más claro que otros patógenos que infectan la vagina o el útero y provocan inflamación, interfieren con la consecución de un parto normal.
La vagina está normalmente colonizada por lactobacilos que la protegen de los patógenos gracias a la producción de ácido láctico y agua oxigenada. Esta microbiota protege también al útero, ya que su puerta de entrada principal está situada al fondo de la vagina.
¿Por qué las infecciones vaginales y uterinas afectan a la fertilidad (patología reproductiva)?
Los espermatozoides y el propio embrión son considerados como extraños por el sistema de defensa de la madre porque presentan características propias del padre, de manera que serán atacados, igual que ocurre con cualquier organismo infeccioso.
Por otra parte:
El ácido láctico que producen los lactobacilos vaginales, además de proteger frente a las infecciones, atenúa la defensa materna. Sería como si nuestro organismo, al detectar ese ácido láctico, supiera que la vagina está colonizada por la microbiota adecuada y que no tiene que preocuparse, porque los lactobacilos la protegen eficazmente.
Complementariamente, ciertas cepas de lactobacilos estimulan la producción del factor de crecimiento del endotelio vascular, que es esencial para la formación de la placenta y la implantación del embrión en el útero.
También promueven la aparición de los factores de crecimiento transformante beta, que incrementan la actividad de los linfocitos T supresores, un paso necesario para hacer tolerables los antígenos paternos del embrión al sistema inmunitario de la madre.
Por tanto, una microbiota vaginal rica en lactobacilos ayuda a que los espermatozoides puedan acceder al útero y también a la implantación del embrión en él.
Por el contrario, si los lactobacilos han sido sustituidos por otros organismos, la pared uterina estará inflamada, señal de que la defensa materna está activada y atacará a los espermatozoides y al embrión, comprometiendo así la consecución del embarazo.
Lactobacilos vaginales frente a la patología reproductiva
El efecto protector de los lactobacilos vaginales se extiende a toda la gestación, puesto que, en cualquier momento, puede producirse una invasión por patógenos que podrían alcanzar el útero y afectar al feto. De hecho, la concentración de lactobacilos en vagina aumenta según transcurre el embarazo, lo que hace que el pH vaginal sea aún más ácido y, por tanto, más protector que durante el resto del periodo fértil.
Este aumento de la acidez vaginal es también importante porque protege frente a las fiebres puerperales, que pueden aparecer tras la infección de los desgarros vaginales que se producen frecuentemente durante el nacimiento, provocados por el enorme tamaño de la cabeza fetal y que hoy se previenen mediante la realización de incisiones en la región perineal denominadas episiotomías.
Por todo ello, las clínicas de fertilidad han comenzado a administrar lactobacilos probióticos a las pacientes como complemento de los tratamientos de fecundación.