¿Cómo tienen que ser las primeras tomas de un bebé? ¿Estará comiendo bien? ¿Será suficiente? El pediatra Jesús Garrido explica que estas son las dudas más comunes entre los padres las primeras semanas tras el nacimiento del bebé. «Tenemos que tener las cosas claras: el recién nacido lleva 9 meses alimentándose de forma continua en el vientre de la madre a través del cordón», comenta. Por eso, en los primeros días de vida, el bebé tolera muy mal el ayuno y además, tiene un estómago muy pequeño, con un sistema digestivo que nunca ha tenido que trabajar, y que, de un día para otro, ha de empezar hacerlo.
Por ello, las primeras tomas suelen tener un denominador común: el recién nacido come muchas veces y en cantidades pequeñas. «Muchos padres se desesperan porque ven que ponen al bebé a mamar y lo deja muy rápido. Y nada más parar, vuelve a pedir», dice Jesús Garrido. Pues bien; esto es lo normal. «Al recién nacido no le cabe más y además, está acostumbrado a comer de forma continuada», añade el pediatra, que explica que esto pasará: «Conforme el niño vaya adquiriendo hábitos, y todo vaya funcionando como debe, se irán espaciando las tomas».
Garrido hace hincapié en que en esto, cada bebé tiene su ritmo. «No se puede imponer un ritmo y unos horarios desde el principio. Siempre habrá niños que tengan hambre antes y otros más tarde», dice. Entonces, ¿no existe un tiempo mínimo o máximo entre las tomas? El pediatra explica que, efectivamente, no hay un tiempo mínimo entre tomas, pero sí un tiempo máximo. Esto es así porque a veces ocurre que el niño está cansando tras el parto y los cambios que está viviendo, «tanto que se les puede pasar la hora en la que tenían hambre porque les haya bajado un poco el azúcar». Esto es importante, porque los recién nacidos no tienen azúcar almacenada en el hígado, ya que nunca han pasado hambre, lo que hace que realmente exista un riesgo de una bajada si pasan demasiadas horas sin darles de comer. ¿Cuáles son estas pautas horarias? Jesús Garrido explica que deberíamos intentar que el niño coma si, durante el día, han pasado dos o tres horas sin que lo haya pedido. Durante la noche, este tiempo puede alargarse hasta las cuatro o las cinco horas.
¿Y la cantidad? «Eso lo marca él», dice, que añade que por eso muchos padres se preocupan sobre si será o no suficiente. Para saberlo hay algo que no falla: el peso. Es normal que un recién nacido pierda un poquito de peso en los primeros días, pero solo un poco. Si pierde más de lo normal será que no está bien alimentado. Además, hay otra manera de saberlo, que es mirando el comportamiento del niño: «Un niño que llora, y que tras mamar para, es que ha comido. Si llora, pide mamar, pero se enrabieta y sigue llorando es que no tiene suficiente, y aquí ya habría que empezar a barajar otras opciones», concluye.
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