Continuamos con la serie de vídeos “Tu Farmacéutico Informa” centrados en explicar distintos aspectos acerca de las varices. En concreto, en este videoconsejo abordaremos los principales signos y síntomas que debes conocer de las varices.
Las varices, como venimos insistiendo, son la manifestación clínica más común de la enfermedad venosa crónica. Una enfermedad inflamatoria, crónica y progresiva de las venas, con una alta prevalencia en la población.
A la hora de clasificar la enfermedad venosa crónica, la clasificación más aceptada de forma general por todo el mundo es la clasificación C E A P. Una clasificación de consenso que elaboró el American Venous Forum, en el año 1994, que estableció una división y gradación de la enfermedad venosa crónica en función de los siguientes aspectos:
C – en relación con las manifestaciones clínicas
E – en función de factores etiológicos, que se refieren a las causas y origen de la enfermedad
A – de la distribución anatómica de las varices
P – de los hallazgos fisiopatológicos
De toda esta clasificación C E A P, en el ámbito de la Atención Primaria se utiliza la clasificación clínica (la C) por ser la más asequible y sencilla de utilizar. Un parámetro que se puede evaluar mediante una inspección visual y en el que se distinguen hasta 7 grados en función de la gravedad.
Primer grado, C0: sería la ausencia de signos palpables o visibles. Se pueden manifestar síntomas como dolor, cansancio y pesadez de piernas.
Segundo grado, C1: cursa con la aparición de venas dilatadas, varices reticulares y arañas vasculares.
Tercer grado o C2: en este caso se observan varices tronculares, con venas varicosas y venas dilatadas más de 3 mm.
Cuarto grado o C3: hablamos de aparición de edema o hinchazón de las piernas.
Quinto grado o C4: implica cambios cutáneos, como pigmentación, eccemas, lipodermatoesclerosis, atrofia blanca o corona flebectásica.
Sexto grado o C5: es cuando se observan úlceras cicatrizadas.
Séptimo y último grado o C6: las úlceras están abiertas y activas.
Como podemos ver, la enfermedad venosa crónica puede provocar un importante deterioro de la calidad de vida con situaciones incapacitantes, por lo que debemos ser conscientes de que es una patología inflamatoria, progresiva y crónica; y, por tanto, resulta crucial tratarla desde el inicio de los síntomas y desde el origen de la enfermedad, antes de que vaya a más.