Hablamos en el siguiente artículos de los probióticos, su modo de acción y su utilidad en las infecciones urogenitales, tema que ha cobrado gran importancia en el mundo de la salud en los últimos años.
La microbiota urogenital y su papel protector
La microbiota vaginal y uretral desempeña un papel fundamental en la protección de los aparatos genital y urinario, ya que impide la colonización por microorganismos patógenos.
En más del 80 % de las mujeres en edad fértil, esta microbiota está compuesta predominantemente por lactobacilos, bacterias que generan un entorno hostil para los agentes infecciosos. Su mecanismo de acción se basa en:
-Competencia por los nutrientes y el espacio: los lactobacilos dificultan la adhesión de patógenos a las paredes vaginales y uretrales.
-Producción de ácido láctico: acidifican el medio vaginal, creando un ambiente desfavorable para el crecimiento de bacterias y hongos patógenos.
-Síntesis de agua oxigenada y bacteriocinas: sustancias que inhiben y eliminan microorganismos invasores como Escherichia coli, Gardnerella vaginalis y Candida albicans.
Sin embargo, diversos factores pueden alterar este equilibrio, reduciendo la cantidad de lactobacilos y favoreciendo la aparición de infecciones como vaginosis bacteriana, vaginitis, infecciones urinarias, enfermedades de transmisión sexual e incluso complicaciones relacionadas con la fertilidad y el embarazo.
El uso de probióticos en la prevención y tratamiento de infecciones urogenitales
Para restaurar el equilibrio de la microbiota urogenital y reforzar sus mecanismos de defensa, los probióticos han surgido como una alternativa terapéutica eficaz. Estos microorganismos vivos, generalmente lactobacilos, pueden administrarse por vía oral o vaginal, contribuyendo a la curación y prevención de diversas afecciones.
Ventajas e inconvenientes del tratamiento con probióticos
Si bien los probióticos presentan múltiples beneficios, su efectividad depende de factores como la vía de administración, la duración del tratamiento y la cepa utilizada.
Ventajas:
-Refuerzan la respuesta inmunitaria de la paciente.
-Compiten con los patógenos y favorecen la recuperación de la microbiota natural.
-Producen ácido láctico y agua oxigenada, dificultando la proliferación de microorganismos invasores.
-Su efecto prolongado contribuye a la prevención de recurrencias.
-Son una opción segura y con menores efectos adversos que los antibióticos.
Desventajas:
-Su acción es más lenta que la de los antibióticos o antisépticos, ya que deben superar barreras digestivas antes de colonizar la vagina.
-Requieren una administración prolongada (al menos 2-3 semanas y repetición en varios ciclos menstruales).
Evidencia del uso de probióticos en patologías urogenitales
Los estudios han demostrado beneficios significativos del uso de probióticos en diversas infecciones y condiciones ginecológicas:
-Vaginosis bacteriana: reducen síntomas como el mal olor y el picor vaginal.
-Vaginitis: alivian la inflamación y el dolor asociado a la micción y las relaciones sexuales.
-Síndrome genitourinario de la menopausia: mejoran la atrofia urogenital, la incontinencia urinaria y el dolor en mujeres mayores.
-Fertilidad y embarazo: estudios recientes indican que los probióticos pueden aumentar la tasa de partos a término en mujeres con antecedentes de aborto y mejorar la fertilidad en aquellas con dificultades para concebir.
Perspectivas futuras: el trasplante de microbiota vaginal
Una de las estrategias más innovadoras en estudio es el trasplante de fluido vaginal de mujeres sanas a pacientes con disbiosis vaginal severa. Los primeros ensayos han mostrado resultados prometedores, y se espera que en los próximos años esta técnica se convierta en una opción terapéutica rutinaria en hospitales.
Conclusiones
El uso de probióticos representa una herramienta eficaz para la prevención y tratamiento de infecciones urogenitales. Su acción no solo protege contra patógenos, sino que también ayuda a restaurar la microbiota vaginal y uretral, fortaleciendo la respuesta inmune y reduciendo la recurrencia de infecciones.
Aunque su efecto es más lento que el de los antibióticos, su perfil de seguridad y beneficios a largo plazo hacen de ellos una opción terapéutica cada vez más utilizada en la práctica clínica.