¿Sirven para algo los probióticos en los niños con alergia?
En este vídeo vamos a ver la relación que guardan probióticos y alergia: cómo los primeros pueden ayudar a prevenir las segundas.
Sabemos que la microbiota es muy importante para el funcionamiento y el desarrollo del sistema inmunológico, concretamente en el niño. Desde que nace hasta que se desarrolla por completo, el tipo de microbiota que tenga es muy importante para que pueda desarrollar bien las funciones y madurar bien su sistema inmunológico.
La microbiota le enseña al niño a distinguir lo que es propio y lo que no, le enseña frente a qué elementos debe responder su organismo porque son potencialmente nocivos. Y, sobre todo, tiene un papel muy importante en la regulación de la intensidad de respuesta frente a esos elementos que pueden ser nocivos.
Probióticos y alergia, ¿qué factores pueden favorecer las alteraciones en la microbiota?
Se sabe que, junto a factores genéticos, hay factores ambientales implicados en el tipo y en la composición de la microbiota que inciden en una mayor o menor probabilidad de desarrollar enfermedades alérgicas.
Entonces, con todo esto, está claro que, en los últimos años, ha surgido la hipótesis de que quizás sea un objetivo importante modificar la microbiota o tratar de taponar las alteraciones de la microbiota, de tal manera que nos permitiera prevenir y modificar el curso de las enfermedades alérgicas en el niño.
No obstante, no tenemos a día de hoy una evidencia de peso que nos diga si realmente los probióticos son efectivos para conseguir esas dos opciones.
Dermatitis atópica
Se sabe, por ejemplo, que la dermatitis atópica puede prevenirse empleando mezclas de probióticos de lactobacilos y bifidobacterias durante el embarazo de la madre y prolongando posteriormente ese tratamiento y la administración del probiótico en el lactante en los primeros meses de vida.
Una vez ya desarrollada la dermatitis atópica, podemos emplear probióticos para intentar modular la intensidad de los síntomas, aunque la eficacia de qué probióticos, a qué dosis y en qué tipo de dermatitis atópica todavía no está totalmente comprobada.
Rinitis alérgica y asma
La rinitis alérgica también es otra enfermedad en la que podemos emplear los probióticos y sabemos que específicamente uno, el Lactobacillus paracasei, puede modular la intensidad de los síntomas de la rinoconjuntivitis y mejora los síntomas de calidad de vida de los pacientes que la tienen.
Sin embargo, en pacientes que tienen asma, el empleo de probióticos no ha demostrado a día de hoy conseguir eficacia en el control y en el manejo de los síntomas que lleva parejo.
Probióticos y alergia alimentaria
La alergia alimentaria es probablemente el campo de las enfermedades alérgicas en el que el empleo de probióticos parece tener unos resultados más contundentes y prometedores.
Concretamente, en la alergia a la proteína de la leche de vaca, que es la alergia alimentaria más frecuente y prevalente en el niño por debajo de un año de edad, parece que el empleo de probióticos da beneficios. De hecho, el porcentaje de niños alérgicos que pueden tolerar las proteínas de la leche de vaca al cabo de un año o a los tres años es mayor si se ha empleado una fórmula terapéutica frente a la alergia proteína de leche vaca, suplementada con un probiótico específico, el Lactobacillus GG.
Y, además, en los niños que han recibido ese probiótico a los tres años de edad podemos encontrar una menor incidencia de manifestaciones atópicas, como pueden ser la rinitis o el eczema.
En definitiva, ¿los probióticos sirven en la alergia? De forma genérica, probablemente sí, pero habría que hacer matices en cuanto al tipo de enfermedad alérgica y en cuanto a qué probiótico, en qué dosis y en qué momento de la vida podemos emplearlo para prevenir o para tratar alguna de esas enfermedades alérgicas.