El diagnóstico del mieloma múltiple es crucial para iniciar un tratamiento efectivo y mejorar la calidad de vida del paciente. En este vídeo se presentan los métodos diagnósticos más comunes.
Al acudir al médico, se realiza una evaluación detallada de la historia clínica del paciente, incluyendo antecedentes médicos personales y familiares. El examen físico se enfoca en detectar posibles síntomas de mieloma múltiple, lo que guiará el plan de tratamiento.
Pruebas diagnósticas para el mieloma múltiple
Análisis de sangre: se examina el hemograma para evaluar el recuento de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. La bioquímica general se centra en determinar parámetros importantes como la creatinina y el calcio, así como la dosificación de proteínas totales e inmunoglobulinas.
Análisis de orina: se busca la presencia de proteínas anómalas, especialmente en una muestra de orina de 24 horas.
Electroforesis. se trata de una herramienta esencial para diagnosticar y monitorear el mieloma múltiple. Permite separar las proteínas sanguíneas u orinales según su carga eléctrica, identificando anomalías como la proteína M.
Radiografías convencionales: son útiles para detectar lesiones líticas, características del mieloma múltiple, en diferentes huesos.
Tomografía computarizada (TAC) de Cuerpo Entero: proporciona una visualización más precisa de las lesiones óseas y extraóseas asociadas al mieloma.
Resonancia magnética (RM): permite una evaluación detallada, especialmente en la columna vertebral y el sistema nervioso central.
Aspirado de médula ósea: para evaluar la presencia y características de las células plasmáticas anómalas, así como posibles anormalidades genéticas y moleculares.
Además, es fundamental evaluar la función renal, los niveles de calcio, albúmina y la beta-2 microglobulina en el diagnóstico del mieloma múltiple, ya que estos parámetros pueden afectar el pronóstico del paciente.
Avances en la investigación del mieloma múltiple
Se están investigando nuevas pruebas moleculares, como la secuenciación de genes de la médula ósea, para mejorar la caracterización de la enfermedad y personalizar los tratamientos.
El diagnóstico del mieloma múltiple se basa en una evaluación integral que incluye pruebas de laboratorio, imagen y biopsia de médula ósea. El conocimiento de la condición física del paciente y sus comorbilidades es fundamental para determinar el mejor enfoque terapéutico.