¿Qué es la costra láctea en bebés?
La costra láctea, también conocida como dermatitis seborreica infantil, es una afección cutánea muy común en bebés. Se caracteriza por la aparición de escamas amarillentas o blanquecinas en el cuero cabelludo, similares a la costra de la leche.
Aunque puede resultar antiestética, la costra láctea es benigna y no suele causar molestias al bebé. Generalmente, desaparece por sí sola en unos meses.
Síntomas de la costra láctea
El síntoma más característico de la costra láctea es la aparición de escamas grasas y amarillentas o blanquecinas en el cuero cabelludo del bebé. Estas escamas pueden ser finas o gruesas, y pueden desprenderse con facilidad.
Además del cuero cabelludo, la costra láctea también puede afectar a otras zonas del cuerpo, como:
Cara: frente, cejas, pliegues de la nariz, detrás de las orejas.
Cuello
Zona del pañal
Pliegues de la piel, como las axilas o la ingle.
En la mayoría de los casos, la costra láctea no produce picor ni dolor al bebé. Sin embargo, en algunos casos puede causar un ligero enrojecimiento de la piel.
Causas de la costra láctea
Aunque no se conoce la causa exacta de la costra láctea, se cree que puede estar relacionada con los siguientes factores:
Exceso de producción de sebo: Las glándulas sebáceas del bebé producen una mayor cantidad de sebo, lo que puede contribuir a la formación de escamas.
Hongo Malassezia globosa: Este hongo, presente de forma natural en la piel, puede proliferar en exceso y causar inflamación.
Factores genéticos: La predisposición genética puede influir en la aparición de la costra láctea.
Tratamiento de la costra láctea
En la mayoría de los casos, la costra láctea no requiere tratamiento médico específico y desaparece por sí sola en unos meses. Sin embargo, existen algunas medidas que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar el aspecto de la piel:
Lavar el cuero cabelludo con suavidad: Utilizar un champú suave para bebés y masajear el cuero cabelludo con movimientos circulares suaves.
Retirar las escamas con cuidado: Después del lavado, se pueden retirar las escamas con un cepillo suave o una gasa estéril humedecida en agua tibia. No se deben arrancar las escamas, ya que esto puede irritar la piel.
Mantener la piel hidratada: Aplicar una crema hidratante suave en las zonas afectadas.
En casos más severos, el pediatra o dermatólogo puede recomendar el uso de tratamientos tópicos como:
Es importante seguir siempre las indicaciones del médico y no utilizar remedios caseros sin consultar previamente.