La atención primaria tiene un papel muy importante en la detección de casos de adicción a alcohol, tabaco y drogas y, por eso, debe tener especial cuidado en su prevención y ayuda. El papel de la comunicación con el paciente es fundamental, ya que el médico de familia es la primera unión con el entorno familiar y social.
En España, el alcohol (9,2 por ciento) es la tercera causa de enfermedad, después del tabaco (12 por ciento) y la hipertensión arterial (diez por ciento). El cannabis es la droga ilegal más consumida en España (29 por ciento), y la cocaína ha aumentado significativamente su prevalencia.
Al parecer, el 40 por ciento de los bebedores de riesgo disminuyen su consumo después de una intervención del médico de familia.
Baja percepción de riesgo
Los médicos de familia llevan tiempo insistiendo en la escasa percepción del riesgo entre los usuarios de estas sustancias, debido a que el inicio del consumo sigue siendo a edades muy tempranas. La detección precoz del consumo de drogas es una de las prioridades del médico de familia.
De hecho, según datos de semFYC, publicados en el último año en la revista Atención Primaria, cada día, cerca de 100.000 varones (uno de cada cuatro) que acuden por cualquier motivo al centro de salud se les detecta un consumo excesivo del alcohol.
Tabaquismo y drogas ilegales
La adicción al tabaquismo también presenta cifras elevadas: un 30 por ciento de las personas atendidas en los últimos meses sufre una adicción al tabaco, porcentaje que alcanza al 42 por ciento en la población escolar de 14 a 18 años.
Aunque las drogas legales son las de mayor consumo en nuestro país, no nos podemos olvidar de otras sustancias adictivas, utilizadas como drogas de recreo, que a pesar de su menor consumo, también tienen potenciales riesgos para la salud.
«La situación es muy preocupante porque percibimos una falta de percepción del riesgo y una gran accesibilidad a las mismas», afirma el doctor Luis Aguilera, presidente de la semFYC.
«Muchos de nuestros pacientes -continúa- conviven de manera cotidiana con los riesgo derivados del consumo de estas sustancias. Por lo tanto, como médicos de familia tenemos una importante tarea tanto en la prevención y promoción de hábitos de vida saludables como en la identificación precoz del problema y manejo de los efectos nocivos derivados de su consumo».
El médico de familia orienta
Según el doctor Zarco, la intervención del profesional de atención primaria debe centrarse en ofrecer orientación a aquellas familias que viven en circunstancias que puedan favorecer el desarrollo de problemas relacionados con los consumos de drogas, procurando lograr una detección precoz del problema.
«Las administraciones sanitarias deben utilizar tanto los recursos disponibles en los centros de salud como el conocimiento y habilidades de los médicos de familia en el abordaje de estas situaciones de riesgo, sobre todo entre los más jóvenes. Debemos aprovechar las oportunidades que se presenten para así poder investigar posibles consumos y adecuar el consejo a la situación detectada. Un consejo que debe estar fundamentado en una información científicamente contrastada y que sea capaz de promover cambios hacia conductas más saludables».
Cercanía y accesibilidad
La situación del médico de familia en la puerta de acceso al sistema nacional de salud es clave para la detección precoz de estos problemas.
«Por su cercanía y accesibilidad, este profesional es la primera persona con la que suelen contactar los afectados de trastornos asociados al consumo de drogas y, además, podemos asegurar la continuidad asistencial en toda la evolución del paciente y un abordaje integral del problema», explica el doctor Aguilera.
Las drogas legales, las más consumidas en España
En la población general (entre 15 y 64 años), las drogas legales son las más consumidas. El alcohol es el psicoactivo más utilizados en España. Esta sustancia origina más de 8.500 muertes al año.
En el 37 por ciento de los accidentes de tráfico mortales, el conductor presenta ingesta elevada de alcohol. En el 60 por ciento de los casos de violencia de género, el agresor ha consumido alcohol como sustancia que facilita desinhibir la conducta. El 33 por ciento de los adolescentes que acude a la consulta del médico de familia se ha emborrachado en el último mes.
Los datos disponibles señalan que el 40 por ciento de personas con consumo de riesgo disminuyen su ingesta de alcohol después de una intervención del médico de familia. La semFYC recomienda la exploración sistemática del consumo de alcohol, como mínimo cada dos años, a partir de los 14 años. «Esto debería hacerse al abrir toda historia clínica, al actualizarla o ante cualquier indicio de sospecha», aclara el doctor Zarco.
La cocaína y el cannabis son las drogas cuya prevalencia de consumo ha aumentado de forma más clara en la última década. Este incremento se observa en todos los segmentos de población y es más acusado en jóvenes y adolescentes.
Uno de cada tres menores de 16 años ha consumido alguna vez cannabis y el 8 por ciento de los jóvenes entre los 15 y 24 años afirma haber tomado éxtasis en algún momento de su vida. Todos estos datos ponen de relieve que el primer contacto con la droga se produce a edades muy tempranas, factor que incrementa el riesgo de problemas asociados al consumo y de dependencia.
Objetivos desde la atención primaria
Desde la Atención Primaria, la prevención de los problemas relacionados con las drogas pretende conseguir varios objetivos:
1. Retrasar la edad de inicio del consumo de drogas.
2. Limitar el número de sustancias consumidas.
3. Evitar la transición entre el consumo experimental y los consumos problemáticos.
4. Disminuir las consecuencias negativas del consumo de drogas, exista o no dependencia.
5. Contribuir a que las personas tengan una relación madura y responsable con el consumo de drogas ofertando alternativas de disminución de riesgo.
6. Potenciar los factores de protección y disminuir los factores de riesgo relacionados con el consumo de drogas
7. Intervenir en las condiciones del entorno familiar, social y cultural y proporcionar alternativas de vida saludables.
8. Derivar a otros recursos cuando sea necesario.
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