Las gafas o las lentillas han entrado en la vida cotidiana de muchas personas para quedarse. Con ambas corregimos una visión borrosa de cerca o de lejos, o conseguimos enfocar nítidamente esas letras que no llegamos a definir. Las nuevas técnicas láser permiten olvidarse de las gafas o las lentes de contacto devolviendo a los miopes la calidad de vida que tenían antes de necesitar los cristales graduados.
La tecnología láser permite a muchos la posibilidad de corregir problemas de visión muy comunes entre la población, como puede ser la miopía. Esta deficiencia ocular viene dada por tener el ojo más largo y grande de lo que debería ser, y esta diferencia de tamaño es lo que hace que el miope vea mal los objetos lejanos.
La tecnología y las nuevas aplicaciones láser corrigen el ver mal de lejos, pero no la deformación del ojo miope. El Presidente de la Sociedad Española de Miopía, Fernando J. Fernández-Velázquez, recuerda que «el concepto de que el láser quita la miopía no es del todo exacto: el láser quita la necesidad de usar gafas o lentillas y de esa forma aumentar la calidad visual y de vida del paciente, pero el ojo del paciente sigue siendo miope».
Por lo tanto, las nuevas técnicas láser eliminan la molestia de ver mal pero no eliminan el origen de esta molestia: la anormalidad del ojo miope. Justo por esta causa, los posibles problemas derivados de tener un ojo miope, como pueden ser las cataratas, un mayor índice de glaucoma, o enfermedades de retina, no se eliminan con este tipo de operaciones láser. «El paciente miope verá bien, pero seguirá teniendo esas posibles amenazas para su visión», declara el doctor Fernández-Velázquez.
¿En qué consiste la operación?
Los diferentes tratamientos dependen de las técnicas utilizadas. Las más difundidas son dos; el PRK (Queratotomía Fotorrefractiva de Superfície) y el Lásik. Estas dos técnicas son tan sólo para miopes. Dependiendo de varios elementos y el uso de una técnica u otra, el tratamiento puede variar entre 200 y 350 mil pesetas. La operación empieza con la administración de anestesia en forma de gotas para asegurar que no se va a sentir dolor durante el proceso. Un retractor especial mantiene el ojo abierto y quieto aunque el paciente parpadee o se mueva, de tal manera que el láser actúa por igual en toda la córnea. Después de unos minutos, la persona sometida a esta operación puede irse a casa sin vendas ni apósitos. El proceso es totalmente indoloro, aunque en algunos casos se puede notar un poco de presión o un picor leve. Un par de visitas de reconocimiento al oftalmólogo dan por terminado el proceso: ya se ve nítidamente.
Pero estos procesos no se pueden aplicar a todos los miopes. Los mejores candidatos para estas técnicas son personas sanas entre 18 y 40 años que tienen una miopía media/moderada. En casos de muchas dioptrías no se suele aplicar dado que no se observan mejoras considerables.
Lo que es importante es la calidad de vida que se gana con este tipo de intervención. «El miope sabe sus limitaciones. Muchas veces un miope me comenta que cuando va a la piscina, o cuando hace deportes se siente indefenso. El no tener que depender de unas gafas para ver bien aumenta mucho la calidad de vida, incluso mejora la personalidad», nos comenta el doctor Fernández-Velázquez. Una posible solución para aquellos que lleven tiempo conviviendo con las gafas.
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