Alergia a la proteína de leche de vaca: la principal urgencia diagnosticada en alergología pediátrica

Durante la Jornada sobre eficacia en el manejo de la alergia a las proteínas de la leche de vaca (APLV) celebrada en Badalona los especialistas coincidieron en pedir una mayor colaboración entre los pediatras y los alergólogos, con el objetivo de mejorar el diagnóstico y control de este síndrome.

Durante la reunión, en el Hospital Hermanos Trias y Pujol de la ciudad barcelonesa, también se presentó el inicio de un estudio para evaluar la incidencia de la APLV en esa zona que acaba de dar comienzo y que seguirá a trescientos recién nacidos durante dos años.

Hoy, se cree que la incidencia de este síndrome oscila entre un uno por ciento y un siete por ciento, siendo la principal urgencia alergológica diagnosticada en pediatría que requiere una asistencia inmediata. Ello ha llevado a este hospital a crear una unidad específica para el manejo de la APLV y a impulsar este estudio epidemiológico.

Características de la APLV

La APLV es un síndrome que se presenta debido a la sensibilización a las proteínas de la leche de vaca, que son absorbidas por la mucosa intestinal permeable. Se manifiesta durante los seis primeros meses de vida, coincidiendo con la lactancia artificial. Sus síntomas son cutáneos (urticaria, angioedema o hinchazón, entre otros), digestivos (vómito, diarrea) y, en raras ocasiones, reacciones severas de anafilaxia con afectación multiorgánica.

La incidencia de la APLV ha crecido en los últimos años, según el doctor Enric Martín Guadaño, director de la Unidad de Alergología del hospital, por dos razones básicas, «primero que la mujer cada vez se incorpora de forma más temprana al mundo laboral después de tener al niño por lo que recurre antes a la leche artificial» y por otro lado, que también adelanta la introducción de la leche de vaca artificial «por razones de comodidad». Por ello, el alargar la lactancia materna es la mejor forma de prevención.

Dificultades en el diagnóstico

En determinados casos el diagnóstico puede ser muy fácil, pero en otros puede estar enmascarado ya que los síntomas son comunes a otras afecciones. Según el doctor Martín, «los estudios a nivel nacional e internacional detectan que la mitad de los niños que son remitidos a unidades de alergia para su estudio, son casos negativos».

Esta elevada cifra insta a que pediatras y alergólogos colaboren en una correcta detección y control de la APLV para evitar que «por unos fenómenos inespecíficos, como una erupción que coincida con otro tipo de problema, se etiquete al niño con que tiene alergia a proteína de leche de vaca y se le obligue a estar tratándose unos años con otra lactancia cuando no le haría falta».

Para este diagnóstico, este alergólogo afirma que «es fundamental la historia clínica, pruebas cutáneas y análisis sanguíneo de IgE específicos», aunque en determinados casos también se requiere «la realización del Test de Provocación Oral que consiste en la administración, bajo control hospitalario, de leche de vaca para poder corroborar el diagnóstico».

Si es diagnosticada, la leche de vaca es sustituida por una lactancia alternativa, «que tanto puede ser de soja, vegetal, o de hidrolizados de leche de vaca, que el niño tolera perfectamente», explica el doctor Martín. Según este especialista, estos sustitutivos, aportan todos los componentes nutritivos que un niño necesita para su desarrollo, como el calcio, por lo que no debe preocupar a los padres que el no ingerir leche de vaca afecte a la salud del niño o niña.

Finalmente, este especialista barcelonés manda un mensaje tranquilizador a los padres, recordándoles que la APLV «es el único o de los pocos tipos de alergia en los que el niño, en un momento determinado, el niño va a poder volver a tolerar» y añade que «el 80-90 por ciento de los afectados cuando lleguen a los tres o cuatro años de vida, podrán tolerar la leche perfectamente, después de efectuarles un nuevo control en el hospital».