20Abr. 07
Uno de cada diez niños sufre asma infantil por alergia y más del dos por ciento es alérgico a la leche de vaca, porcentaje que sigue subiendo, año tras año, sobre todo en niños y niñas que viven en grandes ciudades, recuerda la Asociación Española de Pediatría (AEP).
El tipo de alimentación, las infecciones virales precoces, el régimen de vida de las grandes ciudades y la contaminación favorecen el incremento de las alergias en niños -las alimentarias y as respiratorias. Así de rotunda se pronuncia la Dra. Anunciación Martín Mateos, pediatra del Servicio de Inmunología y Alergia Pediátrica del Hospital San Juan de Dios – Hospital Clínico de Barcelona y miembro de la Comisión de Nutrición de la AEP.
La aparición de la alergia en los primeros diez años de vida viene determinada por factores genéticos y ambientales. Aunque los genéticos no han variado respecto a pasadas décadas, según la AEP, los ambientales han sufrido una importante transformación, que han hecho aumentar estos problemas entre los más pequeños de la casa..
Además, los factores climáticos también inciden en el aumento de alergias. Así, «los cuadros de asma alérgica por ácaros en niños son más frecuentes en las zonas mediterráneas con clima templado y alta densidad de población, que en las zonas rurales con clima más extremo», justifica la doctora Martín.
Alergias alimentarias, las más frecuentes
Las enfermedades alérgicas más frecuentes en el niño son la alergia a alimentos, que suelen presentarse, en general, durante el primer año de vida; y la respiratoria, que suele estar «escondida» hasta los tres ó cuatro años, momento en el que se manifiesta claramente.
La leche de vaca y en el huevo son los principales alimentos que más alergias causan a los niños aunque su pronóstico es bueno. De hecho, este problema suele desaparecer entre el segundo y el cuarto año, tranquiliza la AEP, aunque en algunos casos -como alergia a frutos secos o pescados- puede prolongarse durante toda la vida.
Sin embargo, el asma del lactante -o bronquitis disneizante- de causa infecciosa viral en niños con predisposición alérgica es, posiblemente, la enfermedad más preocupante, tanto para las familias como para los pediatras. En estos casos, el diagnóstico temprano y el tratamiento acertado son esenciales para conseguir que la enfermedad desaparezca.
La Dra. Martín Mateos recuerda que es muy importante que se diagnostique pronto a los niños con este problema alérgico, ya que su tratamiento es diferente del que se indica cuando tiene otras causas.
Si están tratados correctamente, el alergeno está bien identificado, se utiliza la inmunoterapia correcta y se aplican las medidas ambientales necesarias, los síntomas pueden desaparecer en el curso de tres a cinco años y el niño llegará a la vida adulta asintomático y con función respiratoria normal».
Los tratamientos más efectivos
Actualmente, la inmunoterapia es el único tratamiento que consigue cambiar la respuesta del sistema inmunitario del niño alérgico para poder tolerar un alergeno, que los demás toleran adecuadamente. «La terapia consiste en introducir pequeñas cantidades del alergeno causante de la patología en el niño para que su sistema inmunológico lo reconozca y genere unas defensas que evite que éste le produzca ningún daño, ni enfermedad», explica la profesora.
La inmunoterapia está indicada siempre que exista una sintomatología clínica de asma o rinitis alérgica, se haya identificado el alergeno y se aplique correctamente el tratamiento, recuerda la AEP.
Los pediatras recuerdan que hablar de prevención es difícil cuando se trata de alergia pediátrica. Si bien los factores ambientales cada vez juegan un papel más determinante en el desarrollo de cuadros alérgicos, la causa genética es también determinante.
En este sentido, es un hecho inevitable que cuando una madre padece una alergia activa, su hijo tenga posibilidades de sufrir alguna patología de este tipo. Aún así, si se sabe que el niño ha nacido con una carga genética familiar de alergia, se recomienda la lactancia materna y una serie de cuidados ambientales.
Leche materna: el mejor consejos de prevención
La lactancia materna produce una protección inmunológica muy importante para el bebé, recuerda la AEP. La leche de la madre tiene anticuerpos específicos frente a las principales infecciones que ha padecido y que se transmiten al niño, protegiéndole frente a esas mismas infecciones.
De este modo, «el niño está protegido y habremos conseguido retrasar el desarrollo de la alergia», destaca la experta. En el caso de que el niño hubiera desarrollado alergia a la leche de vaca, durante la lactancia materna la madre no debe tomarla, para evitar traspasarle las proteínas de la leche de la vaca al bebé a través de su leche.
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