El sueño al volante es una causa importante de mortalidad por accidentes de tráfico. En algunos casos, es inducido por un consumo inadecuado de antihistamínicos, fármacos para la alergia que consume aproximadamente el 15 por ciento de la población española. Sin embargo, el 70 por ciento de los alérgicos desconoce los efectos perjudiciales de un consumo incorrecto de antihistamínicos durante la conducción.
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y la Dirección General de Tráfico han iniciado una campaña, bajo el nombre Alergia, alerta , para informar a los conductores que padezcan alergia o crean padecerla, de que automedicarse puede aumentar su riesgo de sufrir accidentes de tráfico. Según estudios europeos, se estima que un dos por ciento de los accidentes de tráfico mortales están asociados a la alergia, bien sea por los propios síntomas o por los efectos de la medicación con antihistamínicos, fármacos para la alergia, unos efectos similares a los provocados por el consumo de alcohol.
El efecto sedante, con el consiguiente deterioro del rendimiento psicomotor, es especialmente intenso en la mayoría de los antihistamínicos de primera generación, fármacos desarrollados ya hace años pero que todavía siguen en el mercado, algunos accesibles sin receta médica. Según el doctor Tomás Chivato, vicesecretario de la SEAIC, el rendimiento psicomotor «nos permite coordinar los sistemas sensoriales y motores del sistema nervioso». Sin embargo, una persona alérgica bajo el efecto de antihistamínicos inadecuados puede «tardar más tiempo del normal en tomar una decisión, disminuye su capacidad para razonar y memorizar y adopta decisiones equivocadas».
La campaña trata de concienciar a los pacientes alérgicos de la importancia de seguir las indicaciones de su médico, no automedicarse, no suspender el tratamiento sin la autorización del facultativo y evitar la mezcla de alcohol y antihistamínicos.
Según el doctor Juan Carlos González, asesor médico de la Dirección General de Tráfico, «estamos acostumbrados a realizar nuestras actividades diarias, entre ellas conducir, bajo los efectos de algunos medicamentos como analgésicos, antibióticos o antihistamínicos», que con lamentable frecuencia «se consumen sin prescripción médica». Y a pesar de la creencia generalizada de que estos medicamentos carecen de efectos secundarios, «muchas veces, tras un accidente de circulación hay una distracción favorecida por el cansancio, por un dolor de cabeza, por una fatiga visual o por una atención reducida. Y el causante es una alergia», advierte este especialista.
Alcohol y antihistamínicos, mezcla fatal
El consumo de alcohol, tan extendido entre nuestra población -se estima que el 60 por ciento de los españoles consume alcohol de forma habitual- suma sus efectos a la acción sedativa de determinados antihistamínicos, «multiplicándose de forma alarmante el riesgo de sufrir un accidente de tráfico», añade el doctor González.
Alteraciones en la percepción de las distancias, confusión, dificultad para permanecer alerta y aturdimiento son algunos de los síntomas asociados al consumo de algunos antihistamínicos que pueden presentarse también al volante. Según el doctor Javier Álvarez, farmacólogo de la Universidad de Valladolid, «el principal problema es la alta automedicación que se está registrando en estos fármacos, muy sedante, y su utilización cada vez mayor como preparados OTC», por lo que «se debería desaconsejar su uso en personas que requieran un rendimiento motor sin deterioro».
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