Este avance supondrá un importante paso en el diseño y perfección de nuevos tratamientos para enfermedades genéticas humanas. Hasta el momento se utilizaban ratones para investigar gran número de desórdenes genéticos, pero estos animales no siempre muestran los mismos síntomas que estas enfermedades causan en las personas, de ahí que los investigadores necesitaran un modelo más cercano a los seres humanos, como puede ser otro primate.
ANDi es el nombre de este primer mono rhesus modificado genéticamente y que nació el pasado 2 de octubre del 2000. «Es robusto y juega normalmente con sus dos compañeros de habitación», explica el doctor Gerald Schatten, director de la investigación, cuyos resultados han sido publicados en la última edición de la revista Science. La modificación realizada en ANDi consiste en la introducción de un marcador genético, diseñado para que sea fácilmente identificable dentro de su huella genética.
Este gen adicional se introdujo en el óvulo de la madre mediante un vector viral, empleado a menudo en investigaciones de terapia genética. Los científicos escogieron un marcador llamado GFP (que en inglés significa green fluorescent protein) ya que su seguridad está comprobada en modelos animales y se detecta fácilmente en los análisis de laboratorio, las células que lo contienen brillan al observarlas. Aunque este gen no tiene ninguna función, la intención es que este método de modificación permita más adelante que otros animales de laboratorio porten genes con condiciones médicas concretas.
«Podremos introducir fácilmente, por ejemplo, un gen del Alzheimer, para acelerar el desarrollo de una vacuna destinada a combatir esa enfermedad», explica el doctor Schatten. Los autores de esta investigación afirman que este trabajo demuestra que con el uso de un virus modificado se pueden producir monos genéticamente modificados para utilizar como modelos mejorados de la enfermedad humana. Disponiendo de estos modelos animales mejorados, los tratamientos y las curaciones podrán aplicarse más rápidamente en los pacientes desde su experimentación en los laboratorios.
Para obtener a ANDi fue necesario que los investigadores comenzaran su trabajo con 224 óvulos, en los que se usaron dos versiones del vector viral para obtener finalmente 40 embriones que se implantaron de dos en dos en las hembras de mono rhesus. Estos dieron lugar a cinco embarazos: uno de ellos no tuvo desarrollo fetal, otro era de gemelos y los otros tres eran de un solo feto. A mitad del embarazo perdieron a los gemelos por un aborto, pero los otros tres embarazos llegaron a su fin y uno de ellos llevaba el gen marcador, era ANDi.
De momento, los investigadores han confirmado la presencia del marcador genético en las células de ANDi, pero todavía no han detectado la proteína en las áreas accesibles de su cuerpo. Un trabajo similar de uno de los autores de esta investigación mostraba que para detectar el GFP debía estar en una fase posterior del desarrollo del animal. El nombre de ANDi se eligió por el método en que el GFP se incorporó al ADN, el gen fue transcrito en reverso y copiado en una doble banda de ADN que se incorporó a los cromosomas de la madre. Si escribimos en inglés ADN insertado (Inserted DNA= IDNA) y le damos la vuelta, obtenemos el nombre de ANDi.
© 2024 Medicina Television S.A Spain