La malaria está considerada como una de las tres primeras enfermedades causantes de muerte por infección. Cada treinta segundos muere en el mundo un niño por la malaria, una enfermedad frente a la que 2.500 millones de personas se encuentran en situación de riesgo potencial.
Los principales problemas a los que se enfrentan los especialistas en malaria son el tratamiento y la prevención. La dificultad del tratamiento radica en las resistencias que ha generado el parásito que origina la infección, el Plamodium, frente a los fármacos que se utilizan habitualmente para combatir la enfermedad. Por otro lado, la falta de una vacuna eficaz contra la malaria dificulta la prevención de la enfermedad.
La malaria ha sido uno de los temas tratados en el Congreso de la Sociedad Española de Medicina Tropical y Salud Internacional (SEMTSI). Según los especialistas participantes en este congreso, de entre los 2.500 millones de personas que se encuentran en riesgo potencial de padecer la malaria, tan sólo 20 millones son turistas procedentes de los países desarrollados. Además, se estima que la malaria cuesta más de 300.000 millones de pesetas anuales.
En relación con la resistencia que ha generado el virus, el doctor Cristoph Hatz, director del departamento de Medicina del Instituto Suizo de Medicina Tropical, señala que «las resistencias nos han llevado a que en la actualidad sea imposible tratar la malaria con un solo fármaco, lo que encarece el tratamiento notablemente; un gran problema, dado que los países endémicos son en su mayoría países pobres».
En la actualidad han aparecido nuevas opciones terapéuticas. «Se han desarrollado dos nuevos fármacos, de los que el más eficaz es una combinación de artemer y lumefantrino», comenta el Dr. Hatz. Este fármaco, actualmente sólo aprobado en Suiza, será incluido próximamente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la lista de fármacos esenciales. Además, «en los países endémicos estará disponible a un precio muy inferior al que regirá en los países desarrollados, por iniciativa de la empresa farmacéutica que lo comercializa», añade este experto suizo.
«Artemer», explica el Dr. Hatz, «sólo puede utilizarse para el tratamiento de la malaria y no para la profilaxis, dado que sólo permanece en la sangre por espacio de dos horas». Sin embargo, «su acción es muy rápida y eficaz, hasta el punto de que en apenas 24 horas elimina hasta el 98% de los parásitos presentes en la sangre».
Este fármaco fue desarrollado inicialmente por investigadores de la Academia Militar de Ciencias Médicas de la República Popular China. Su origen se encuentra en el gusano Artemisia annua, utilizado hace 2.000 años por la medicina tradicional china para combatir la fiebre. No fue hasta 1970 cuando se aisló la artemisina y se desarrolló para el tratamiento de la malaria.
Debido a las resistencias que el organismo desarrolla frente a la bacteria, el tratamiento de la malaria varía según se trate de un país asiático o sudamericano, de Europa y América del Norte, o de África. «Las cepas de Plasmodium que hay en Asia son más resistentes que las de África, por lo que el tratamiento debe ser más intenso. Esta medida también debe adoptarse en Europa por razones de seguridad clínica», comenta el experto suizo.
Tratamientos de emergencia
El país donde se adquiere la infección determina las medidas que se han de tomar. En este sentido, según el Dr. Hatz, aquellas personas que visiten África deben realizar un tratamiento profiláctico, ya que en este continente es donde el riesgo de contraer la malaria es más elevado. Sin embargo, para los visitantes de Asia o Sudamérica no es necesaria la profilaxis y basta con hacer lo que se conoce como «tratamiento de emergencia», es decir, tomar el antimalárico cuando se producen los primeros signos de fiebre y no se tiene la posibilidad de ir al médico.
En el caso del tratamiento profiláctico, «disponemos de hasta cuatro fármacos eficaces», explica el Dr. Hatz, mientras que «para el tratamiento de emergencia, la combinación de artemeter y lumefantrino resulta muy eficaz». Este experto suizo destaca la importancia, en el caso de la profilaxis, de la realización correcta del tratamiento. » Los turistas que visitan África suelen dejar de tomar el tratamiento cuando regresan a su país prque piensan que ya no les hace falta». Desde el momento en que se produce la picadura del mosquito que trasmite la malaria, el Plasmodium tarda en desarrollarse un mínimo de siete días y un máximo de dos años, aunque lo habitual es que tarde dos meses. «Por tanto», explica el Dr. Hatz, «si se abandona el tratamiento es muy probable que se desarrolle la enfermedad». En este punto, el experto suizo en malaria comenta que «el médico, las agencias de viajes y los centros de Salud Internacional tienen la responsabilidad de informar correctamente a los viajeros de todos estos pormenores».
© 2022 Medicina Television S.A Spain