19Sep. 01
Los especialistas auguran la llegada de una "revolución de la longevidad" ya que se controlarán mejor algunas enfermedades cerebrales gracias a los avances en el control de las enfermedades cardiovasculares.
En el año 2025 los españoles serán centenarios y la población más longeva del mundo, apuntaba recientemente un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) citado por el neurólogo José Manuel Martínez Lage durante el transcurso del curso Corazón y cerebro: ecuación crucial del envejecimiento de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Pero no sólo cuenta el vivir más años, sino hacerlo con la mejor calidad de vida posible.
Según Lage, profesor de Neurología del Hospital Clínico Universitario de Navarra, «dentro de dos décadas seremos centenarios y llegaremos a esta edad en condiciones mucho mejores de lo que lo hacemos ahora a los 70», y ello gracias a que si entonces se controlan mejor las enfermedades cardiovasculares se podrán controlar parte de las enfermedades cerebrales, añadió el doctor Eduardo Benarroch, profesor de Neurología de la Mayo Clinic Medical School en Estados Unidos.
Seremos más viejos y menos ancianos
El doctor Martínez Lage afirmó que dentro de dos décadas habrá «más viejos y menos ancianos», entendiendo que «viejo es el que cumple años mientras que anciano es aquel que cumple años con decrepitud». Otro de los ponentes del curso, el doctor Pedro Zarco, catedrático de Cardiología del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid, explicó que el mundo emocional repercute directamente sobre el corazón pues existe «una comunicación contínua entre corazón y cerebro», de tal forma que las emociones y respuestas del cerebro a agresiones ambientales afectan a la función del corazón.
Estos especialistas señalaron el estrés como uno de los problemas psicológicos que peor puede repercutir en el funcionamiento del corazón. «Mientras que el estrés agudo permite al ser humano sobrevivir o superar situaciones concretas», constituyendo un mecanismo de defensa, «el estrés crónico, que responde a una situación de la que uno no se puede defender o es incapaz de superar, supone una exposición continuada a hormonas del grupo de los corticoides, lo que constituye un riesgo deletéreo», explicó el doctor Zarco.
Por su parte el doctor Benarroch afirmó que si se controlan las enfermedades cardiovasculares se podrán controlar parte de las enfermedades cerebrales, sobre todo las degenerativas puras, así como las generadas en los vasos sanguíneos cerebrales, como la demencia.
Si existen fallos en la circulación sanguínea en el cerebro muchas células nerviosas pueden morir, por lo que la dependencia del cerebro a la actividad circulatoria le convierte en un órgano «muy vulnerable», según este especialista de la Mayo Clinic, por lo que es importante que factores fáciles de regular como el colesterol, la dieta, el tabaquismo o la hipertensión, se optimicen.
Otra de las esperanzas son las terapias génicas que pueden derivar de la publicación del Mapa del Genoma Humano, aunque los especialistas se mostraron cautos, pues aún no se conoce la función de cada uno de los genes que se expresan en el cerebro y el corazón para conseguir corregirlos cuando estén alterados.
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