Las consecuencias derivadas de trastornos cardiovasculares causan la muerte a un 42 por ciento de las mujeres. El riesgo de padecerlos es mayor en aquellas etapas de la vida en las que disminuye su nivel de estrógenos, es decir, durante el embarazo y la menopausia. Por ello, es necesario prestar atención al menor síntoma de complicación y vigilar otros factores de riesgo añadidos como el tabaquismo, la diabetes o la hipertensión.
El doctor Santiago Palacios, presidente del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer, advierte que deben adecuarse las medidas de atención cardiovascular a la mujer, ya que sus factores de riesgo son distintos a los de los varones. El factor de riesgo más importante en las mujeres es la poca producción de estrógenos, hormonas femeninas que ejercen una acción protectora contra enfermedades cardiovasculares. Si en la etapa fértil, con un nivel alto de estrógenos, la mujer tiene una menor probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares que el hombre, ocurre al revés durante la menopausia.
El diagnóstico de estas enfermedades es determinante para tratarlas con eficacia y evitar complicaciones. Sin embargo, a menudo muchas mujeres con síntomas de un trastorno atribuyen sus dolores a un problema menor y no acuden al médico. Esto no ocurre con los hombres, en los que el menor síntoma de alarma se considera sospechoso de infarto. Esto, que sucede en parte porque las mujeres aún jóvenes no suelen sufrir complicaciones cardíacas, dificulta el diagnóstico y puede agravar casos que en principio no deberían ser peligrosos. Así lo confirma la doctora Nieves Martell, especialista de la Unidad de Hipertensión del Hospital Clínico de Madrid y Secretaria de la Sociedad Española de Hipertensión.
La hipertensión es un riesgo añadido durante el climaterio y también durante el embarazo, por lo que hay que extremar los cuidados y elegir un tratamiento individualizado. Además, hay que tener en cuenta otras variables como la obesidad, la diabetes, el sedentarismo, tener un nivel alto de colesterol, y cómo no, el tabaco, que multiplican el riesgo de padecer trastornos.
La doctora Martell observa que hay dos sectores de edad en los que el tabaquismo tiene mayor presencia. Uno lo forman las mujeres de más de 40 años, aunque se ha constatado que cada vez fuman menos. El otro corresponde a las adolescentes, quienes, al contrario, cada vez aumentan más el consumo de tabaco y hasta fuman más que los varones. Los especialistas prevén por esta causa un notable incremento de los casos de enfermedades cardiovasculares cuando las adolescentes actuales alcancen la menopausia.
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