Aumentan las enfermedades no relacionadas con el sida en seropositivos aunque su infección esté controlada

La prevalencia de enfermedades no directamente asociadas a SIDA en pacientes con VIH/sida aumenta, a pesar de mantener controlada la infección, según coinciden en destacar los expertos reunidos en el simposio Entendiendo mejor el escenario terapéutico del paciente VIH en nuestros días, que se ha celebrado recientemente en Madrid.

Entre las enfermedades con mayor incremento están las cardiovasculares, metabólicas, hepáticas, renales, infecciosas, del Sistema Nervioso Central y tumorales, como demuestra un reciente estudio español publicado en la revista Current HIV Research , en el que han participado varios de los especialistas reunidos en el simposio.

La eficacia de los nuevos tratamientos antirretrovirales ha permitido mantener controlada la infección en la mayoría de los casos y aumentar la esperanza de vida pero las muertes asociadas al sida siguen altas, como revela el estudio: «Para los nuevos diagnosticados, las patologías asociadas al sida continuarán siendo una carga importante y la mortalidad continúa alta (16 %) incluso en la era de los tratamientos antirretrovirales de alta eficacia (TARGA)». De hecho, el número de enfermedades asociadas directa o indirectamente al sida ha aumentado, destaca uno de los coautores del estudio, el doctor Esteban Martínez, del Hospital Clínic-IDIBAPS, de Barcelona. «Si en una persona de 60 años o más no es raro que aparezca alguna enfermedad crónica, en los pacientes seropositivos de la misma edad o incluso más jóvenes hay más riesgo de que se produzca una o más enfermedades crónicas, y, además, con peor pronóstico», advierte. El objetivo del tratamiento «ya no debe limitarse sólo a reducir la carga viral del VIH y elevar las células CD4, que se presupone, sino a mejorar la expectativa y aumentar la calidad de vida del paciente». Así lo recoge también el estudio, que recomienda que los médicos que tratan estos enfermos «deben adaptarse al restablecimiento de la salud general, más que sólo a obtener un carga viral del VIH-1 indetectable».

En este sentido, el doctor Santiago Moreno, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, destaca la «excelente tolerabilidad» de raltegravir, el primer inhibidor de la integrasa, que acaba de ser aprobado por la agencia europea del medicamento (EMEA) en pacientes tratados por primera vez (naïve), «sin comprometer la eficacia». Por su parte, el doctor Esteban Martínez subraya la aportación de raltegravir al tratamiento óptimo para diferentes pacientes debido a su «potencia, versatilidad (puesto que puede formar parte de diversas combinaciones de fármacos) y tolerancia, sin apenas interacciones relevantes».

Como señala el estudio, las complicaciones hepáticas y los tumores no relacionados con el sida se han convertido en las principales causas de muerte en los pacientes tratados. En el caso del cáncer «se está convirtiendo en una importante causa de muerte en pacientes infectados por VIH», y su incidencia es más alta «sobre todo si están gravemente inmunosuprimidos». Este incremento se atribuye en parte a la mayor longevidad pero «también puede reflejar las consecuencias de una activación incrementada del sistema inmune», añaden los autores. De la misma opinión es el doctor Moreno: «Hay una sobreestimulación del sistema inmunológico que puede contribuir a que haya más tumores, pero el mecanismo por el que esto sucede se desconoce. Sí sabemos que esto ocurre incluso en pacientes con la carga viral muy baja y con un buen recuento de células CD4».

Uno de los factores que contribuye a la aparición del cáncer, sobre todo el de células escamosas anales, de cabeza y cuello, es el virus del papiloma (VPH). Los pacientes con VIH, revela el estudio, tienen «una alta prevalencia, incidencia y baja erradicación de la infección por VPH, y por lo tanto, una mayor probabilidad de progresión al cáncer debido a la inomunosupresión (recuento de células CD4 <200 células/mm3), persistencia de la infección VPH (debido a un mayor tiempo necesario para que la infección por VPH desaparezca) y múltiples infecciones VPH". Así, el doctor Esteban Martínez recomienda programas de cribado para la detección de lesiones ocasionadas por este virus en pacientes seropositivos, debido a "su alta prevalencia y peor evolución que en el resto de la población". En el estudio, los investigadores españoles aseguran que "es necesario establecer programas de chequeo en todos los pacientes coinfectados VIH-VPH que incluyan una revisión visual sistemática de pene, boca, ano, examen rectal y chequeo citológico anal (test de Papaliconau) para detectar de manera precoz cambios tumorales". Otras patologías que están creciendo en los pacientes con VIH/sida, según el doctor Santiago Moreno, son las cardiovasculares, cuya incidencia es superior a la de la población general con los mismos factores de riesgo y que atribuye en parte a la toxicidad de algunos tratamientos, así como a la capacidad infecciosa del virus en las células endoteliales. Por eso coincide con la recomendación de los autores del estudio español, que piden que "la selección de la combinación antirretroviral debería ser individualizada con precisión en cada paciente en relación con los lípidos y el perfil cardiovascular". Según el estudio, los pacientes con VIH/sida también deben enfrentarse a una mayor posibilidad de sufrir demencia y deterioro neurocognitivo (3,5-3,9 % de los casos), trastornos renales y metabólicos (osteopenia y osteoporosis), lipoatrofia, síndrome de restauración inmune, daño hepático (por hepatitis C y B y por desorden de hígado graso no alcoholico), tuberculosis (32 % de todas las condiciones definitorias de sida), y leucoencefalopatía progresiva multifocal (LPM), la enfermedad definitoria de sida con mayor riesgo de muerte junto con el linfoma no Hodkin. Los autores del estudio revelan que a pesar de que, desde que existen tratamientos combinados de alta eficacia (TARGA), el número de personas con una enfermedad inicial definitoria de sida ha bajado de cerca de 30.000 personas a poco más de 14.000, los casos de LPM se mantienen estables.