Aumentan los casos de melanoma

27Jul. 00

El número de pacientes con melanoma se ha triplicado en los últimos veinte años. Los expertos aseguran que la causa principal de este incremento es el agujero de la capa de ozono, el envejecimiento de la población y los hábitos de ocio al aire libre. Se trata del tumor que más crece en incidencia al compararlo con el resto de tumores, no sólo de piel, que puede padecer una persona. De hecho, es el más frecuente entre las mujeres de 25 a 29 años, y el segundo, tras el cáncer de mama, entre las mujeres de 30 a 34 años.

El melanoma surge a partir de los melanocitos, células responsables del color de la piel, que cuando sufren agresiones repetidas e intensas pueden dejar de funcionar adecuadamente, mutar, y dar lugar a un cáncer de piel. El melanoma puede aparecer sobre piel sana, o sobre lesiones ya existentes, generalmente sobre un lunar. La detección precoz de esta enfermedad es fundamental para la curación del melanoma, de hecho, en un 50% de los casos se cura gracias a la detección precoz.

Dada la importancia de esta detección, los dermatólogos recomiendan acudir al especialista regularmente, o al menos una vez para que cada individuo conozca su tipo de piel y sea el dermatólogo quien le recomiende con qué frecuencia acudir en un futuro. Todos los dermatólogos resaltaron el hecho de que debe ser un especialista el que se ocupe de la salud de la piel. En este sentido, el dermatólogo Julián Sánchez Conejo-Mir señaló que el médico de atención primaria «debe saber remitir a los pacientes cuando presenten una posible lesión cutánea».

Para hacer frente a este incremento de la incidencia del melanoma el doctor Ignacio Mayordomo, jefe de Sección de Oncología en el Hospital Clínico de Zaragoza, apunta que uno de los avances más importantes está relacionado con las técnicas diagnósticas. «Desde hace unos años disponemos de la técnica del ganglio centinela, la linfoescintigrafía, que nos permite saber si el melanoma se ha extendido más allá del tumor primario hacia los ganglios linfáticos regionales».

Con esta técnica se puede saber casi con certeza a qué ganglio linfático han drenado en primer lugar las células del tumor. Así, extirpando ese ganglio mediante una pequeña incisión se puede saber si hay o no metástasis. «Si la hay -asegura Mayordomo- es necesario extirpar toda la cadena ganglionar, pero si no está invadido podemos librar al paciente de tener que someterse a una cirugía mayor».

Aunque la mayor parte de los pacientes con melanoma se van a curar extirpando el tumor. Hay una minoría de enfermos con melanoma que siguen desarrollando metástasis a distancia y a menudo acaban falleciendo por la enfermedad. Hacia estos pacientes se dirigen los nuevos tratamientos experimentales.

Cómo actuar

«Una persona debería aprender a conocer su piel, conocer las pecas y manchas que tiene y cuando se observe cambios de forma o de tamaño, o que sangra debería acudir al dermatólogo», advierte Ignacio Mayordomo. «Afortunadamente -añade- en el caso de las pecas el tratamiento que se sigue no es más que una pequeña incisión en la consulta de su dermatólogo, cerrada con unos puntos». La población parece más concienciada con el tema de las manchas y sí que acude de inmediato a consultar a su médico cuando encuentra una mancha en su cuerpo. El problema principal es el sol. El uso de cremas protectoras no ha conseguido evitar que continúen apareciendo casos de melanoma por exposición solar. «Los filtros no protegen por completo. Además, pueden producir un efecto contrario, ya que mucha gente al notar que no se quema permanece más tiempo al sol», apunta el doctor Mayordomo. En este sentido, los expertos aseguran que la única protección fiable es evitar por completo la exposición al sol en las horas centrales del día, de 12 a 16 horas de la tarde.

Uno de los principales factores de riesgo es tener un tipo de piel o fototipo I y II, es decir, el de personas pelirrojas o rubias, con piel blanca y ojos claros que siempre se queman con el sol y no se broncean o a los que les cuesta mucho broncearse y se suelen quemar. Otro factor importante es haber sufrido una o más quemaduras solares durante la infancia, antecedentes familiares de melanoma, exposiciones intensas y esporádicas en niñez y juventud, y haber padecido quemaduras antes de los 20 años de edad y tener entre 50 y 100 lunares.