28Feb. 02
Esta es una de las conclusiones que se derivan de un estudio publicado en el British Medical Journal que tenía el objetivo de evaluar una estrategia de reducción del uso de antibióticos en el tratamiento concreto de la bronquitis aguda en atención primaria.
El estudio, dirigido por el doctor John Macfarlane, experto de medicina respiratoria del Hospital de la ciudad de Nottingham, tenía como objetivo comprobar si el transmitir al paciente la duda sobre la efectividad de los antibióticos en el tratamiento concreto de la bronquitis aguda, mediante un consejo oral y escrito, afectaba a la decisión final del enfermo de tomar estos fármacos.
El equipo relata en su trabajo que «muchos pacientes adultos con bronquitis agudas, cuando consultan a su médico de cabecera, reciben antibióticos, los cuales en mayor la parte de los casos no modificarán los síntomas». Sin embargo, la creencia popular de que estos fármacos están indicados para las infecciones, «influye en los médicos de Atención Primaria, que los recetan incluso cuando no están totalmente indicados». Cuatro de cada cinco de estos pacientes no necesita antibióticos «y su uso disminuiría si los pacientes recibieran información verbal y escrita sobre su eficacia», sostienen sus autores.
Para demostrarlo, se tomaron 259 adultos con bronquitis aguda que se dividieron en dos grupos. Al primero, compuesto por 212 pacientes, el médico de cabecera les prescribió antibióticos para tomar en el caso de que su bronquitis empeorase, pero con consejos verbales sobre cómo racionalizar su uso y reiterando su poca efectividad. A 106 pacientes de este grupo se les dio además un folleto informativo ampliando este consejo. En un segundo grupo se incluyeron 47 pacientes a los que se les dijo que necesitaban antibióticos, se les recetó y se les animó a utilizarlo.
El estudio comparó la actitud de los dos grupos de pacientes en el siguiente mes, como respuesta a los mismos síntomas. De los pacientes del segundo grupo a los que se les aconsejó tomar antibióticos como la solución a sus complicaciones, un 94 por ciento los utilizó; mientras que del grupo que recibió información oral y escrita, sólo los utilizaron un 47 por ciento, es decir, la mitad.
«Aconsejar a estos pacientes y transmitirles la relatividad de la eficacia de los antibióticos con un folleto informativo apoyado de un consejo verbal es una estrategia segura de reducir el uso de antibióticos», concluye Macfarlane y su equipo.
Acceda alestudio en British Medical Journal (2002;324:91)
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