Bajan los accidentes de tráfico y los traumatismos craneoencefálicos

05Oct. 09

El número de heridos graves en la carretera, a pesar del aumento del número de desplazamientos, ha descendido considerablemente en 2009 (189 frente a los 392 de 2006). La consecuencia directa es que los casos de traumatismo craneoencefálico (TCE) registrados en España este año también han descendido notablemente.

El TCE es la primera causa de muerte e incapacidad en la población menor de 45 años en los países desarrollados. Se calcula que su incidencia en España es de 200 casos por 100.000 habitantes. La causa más frecuente, con cerca del 75% de los casos, son los accidentes de tráfico.

A pesar de que no existe unanimidad a la hora de definir esta lesión, una de las definiciones más aceptadas en la comunidad científica es «cualquier golpe de la cabeza que da lugar a una pérdida o alteración de la conciencia en el momento del trauma o en las horas posteriores». Esta lesión craneal conlleva hospitalización en el 90% de los casos. Afecta a tres hombres por cada mujer, sobre todo personas de entre 15 y 29 años, aunque hay otros picos importantes en la infancia y en los mayores de 65 años.

Siguiendo la escala de Glasgow (baremo establecido por la OMS para establecer la gravedad de los diferentes casos), se calcula que un 10% de los TCE son graves, un 10% moderados y un 80 % leves. Su tratamiento, dependiendo de la gravedad, requiere unos servicios sanitarios que comienzan en los servicios de urgencia, posteriormente en el hospital general, rehabilitación y finalmente conseguir la reinserción social, familiar y profesional.

Las medidas llevadas a cabo por la Dirección General de Tráfico (carné por puntos, procedimientos penales en los casos de infracciones muy graves) parece que están surtiendo efecto. De hecho, el número de muertos en las carreteras este verano ha sido inferior a 400 por primera vez desde 1963. No sólo eso, el número de heridos graves en el segundo trimestre de 2009 también se ha reducido considerablemente respecto al mismo periodo de años anteriores (de 392 en 2006 a 189 en 2009). Todo esto a pesar del aumento del número de desplazamientos.

No bajar la guardia

Aún así, los costes económicos y sociales de este tipo de lesiones craneales son enormes. Los traumatismos graves representan una mortalidad elevada y los pacientes que sobreviven a TCE graves y moderados pueden presentar secuelas de incapacidad permanentes. Los efectos persistentes de la anomalía craneal sobre la personalidad y el estado mental pueden ser devastadores para el sujeto y la familia.

Este drama lo conoce bien Ignacio Quemada, jefe de servicio de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Aita Menni (Bilbao), quien asegura que «la rehabilitación supone meses de pelea, a los que, en muchos casos, se suma la posterior, y muy difícil, adaptación a la discapacidad». En efecto, «el cambio que supone para el equilibrio de la vida familiar es complicado de metabolizar, y se salda cono altas tasas de sufrimiento», agregó el experto.

El TCE supone, sin lugar a dudas, un drama tanto para los pacientes como para los familiares. El notable descenso de accidentes de tráfico es, por lo tanto, «una excelente noticia social que ahorra mucho sufrimiento a muchas personas», concluye el doctor Quemada.