Diversas investigaciones han puesto de manifiesto que la lactancia materna ofrece numerosas ventajas en la madre y en el recién nacido frente a la práctica de la lactancia artificial.
Las ventajas que estos estudios han descrito se refieren tanto al estado de salud, nutricional, inmunológico, del desarrollo y psicológico del bebé, así como a ciertos beneficios para la salud de la madre. En este sentido, la pediatra Montse Renom, coordinadora de un programa de consulta, asesoramiento y ayuda a la lactancia materna del USP-Instituto Universitario Dexeus de Barcelona, comenta que uno de los beneficios más importantes tiene que ver con el vínculo madre-bebé, «que es la parte más afectiva». Esta experta puntualiza que esto es discutible porque «si una mamá escoge no dar el pecho también va a desarrollar un buen vínculo con su hijo», pero las madres que optan por la lactancia materna «realmente lo valoran mucho».
En relación a los beneficios que la lactancia materna tiene sobre la salud del recién nacido, se ha demostrado que la alimentación con leche materna disminuye la incidencia o la gravedad de múltiples infecciones como son la gastroenteritis, las infecciones de vías respiratorias, la otitis, las bacteriemias, la meningitis o las infecciones urinarias, entre otras. «Esto no quiere decir que el bebé no pueda contraer estas enfermedades», aclara la doctora Renom, «pero sí que les da una protección y en el caso de que las contraiga tendrá más defensas para luchar contra ellas». Además, también se ha observado un posible efecto protector frente al síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), diabetes mellitus insulinodependiente, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, linfoma y otras enfermedades inmunológicas y alérgicas.
Asimismo, también existen estudios que han indicado posibles beneficios en cuanto al estado de salud de las madres. Reduce las hemorragias posparto, favorece la contracción uterina y hay también un efecto protector respecto a cánceres de mama y ovario premenopáusicos. «Esto se tiene que coger con mucha prudencia porque es un efecto protector. Por supuesto, no elimina el riesgo pero sí que protege, disminuye el riesgo», aclara esta pediatra. Además, diversas investigaciones han demostrado que en las mujeres que lactan se recupera con más rapidez el peso que tenían antes del embarazo, se retrasa la reanudación de la ovulación, con mayor distanciamiento entre los partos, hay una mejora de la remineralización ósea posparto, con disminución de las fracturas de cadera en el período posmenopáusico, y se reduce el riesgo de cáncer ovárico y de cáncer de mama premenopáusico.
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