Cáncer: realidad y falsas esperanzas

16Abr. 03

La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), principal sociedad científica de esta especialidad en nuestro país, reunió a diferentes medios de comunicación para alertar sobre las falsas expectativas que a veces pueden generar en los pacientes algunas informaciones sobre nuevos tratamientos y fármacos contra el cáncer. Además, recalcaron los peligros de los productos "milagro" que no han pasado por la investigación clínica correspondiente.

Nuevo tratamiento prometedor contra el cáncer, éxito de un nuevo antitumoral en células, un fármaco contra el cáncer se muestra eficaz en ratones, son frases a las que recurren frecuentemente los medios de comunicación. El cáncer es un gran problema social y despierta un gran interés mediático. Las noticias sobre la lucha contra el cáncer reflejan la actividad de los centenares de miles de investigaciones en marcha, pero hay que insistir en un factor: el proceso desde el desarrollo de un fármaco hasta su comercialización conlleva una media de doce años.

Sin embargo, el acceso a nuevos medios de comunicación como Internet y el creciente interés de los media por la sanidad, han hecho que el paciente llegue a la consulta más informado y ello ha mejorado en líneas generales la relación con el oncólogo, según los especialistas de la SEOM, pero a veces esa información no es correcta o no es del todo precisa, y el paciente pide que se le apliquen tratamientos que aún están bajo estudio y que podrían tardar más de una década en comercializarse si finalmente se muestra su efectividad y ausencia de toxicidad en humanos.

En este encuentro con los medios de comunicación, la SEOM también expuso su postura ante los denominados productos «milagro», lamentando que la desesperación de algunos pacientes y sus familiares les lance a la peligrosa búsqueda de alternativas al tratamiento convencional. «A veces llegan a abandonar el tratamiento médico establecido por lo que arriesgan sus posibilidades de mejora e incluso de curación», lamenta el doctor Carlos Camps Herrero, del Hospital Universitario de Valencia.

La larga historia de un medicamento

Según el doctor Camps, es necesario explicar al paciente que el desarrollo de nuevos fármacos es un campo complejo y, sobretodo, lento, «incluye la identificación y caracterización preclínica de un nuevo compuesto, estudios de toxicología animal y ensayos clínicos en pacientes que evalúan la toxicidad y eficacia antes de que pueda ser aprobado por las agencias reguladoras y, finalmente, comercializado».

Su compañero, el doctor Julio Rifá, jefe de servicio del Hospital Son Dureta de Palma de Mallorca, añade que «muchas veces los medios de comunicación pueden dar noticias de fármacos que están en fases muy iniciales de investigación que pueden tardar más de una década en comercializarse pero que crean una falsa expectativa en aquel paciente que tiene un cáncer».

Esta situación puede crear un conflicto que entorpezca la relación entre el paciente y sus familiares y el oncólogo que dirige su tratamiento. «En cuanto aparece una pequeña noticia en la prensa, los pacientes llenan nuestras consultas preguntando, ¿esto lo puedo tomar?, o ¿dónde tengo que ir para encontrar esto?», explica el doctor Camps.

Por su parte, el doctor Manuel Constenla Figueira, del Complejo Hospitalario Provincial de Pontevedra, pidió que este tipo de informaciones se dimensionen bien y se recalque que «la comercialización y uso de estos nuevos tratamientos, si se demuestra finalmente su efectividad y no toxicidad, tarda una media de doce años».

El desconcierto y el desespero, llevan en casos extremos a que se busquen vías de tratamiento alternativas, ya no pidiendo una segunda opinión a otro médico, sino buscando sustancias más o menos naturales o incluso tratamientos que se desmarcan totalmente de la medicina. Lejos de ser inofensivas, «el desvío a este tipo de pseudoterapias a veces hace que los pacientes se desvíen de los tratamientos que marca la Sanidad científica y pierdan así tiempo y posibilidades de mejorar o de incluso curarse», advierte el doctor Camps.

La realidad de los productos «milagro»

Existen productos «milagro» en el tratamiento contra el cáncer, sustancias incluso disponibles a través de farmacias u oncólogos a los que la Sociedad Española de Oncología Médica desautoriza. «Desde la SEOM debemos poner estas sustancias en su sitio», afirma el doctor Julio Rifá, «estos productos no han pasado por una investigación pre-clínica ni clínica, así que no hay ninguna garantía sobre si son eficaces en el tratamiento de un tumor». Y asegura que «ningún oncólogo de la SEOM estará involucrado en estos temas, siempre son médicos que se dedican a otras tareas, o paramédicos, que se están aprovechando por un lado de la ignorancia, y sobre todo, de la desesperación», lamenta.

Según el doctor Camps, «hay sustancias que podrían tener algún tipo de eficacia, pero esa eficacia hay que demostrarla con ensayos clínicos y todos las sustancias que no pasan por los ensayos clínicos, sólo está ofreciendo a los pacientes dudas, interrogantes, ausencia de beneficio demostrable y, posiblemente, daño».

Un daño que podría estar causado a través de esa sustancia de forma directa, por su toxicidad ya que no ha pasado por estudios que demuestren que son inocuos en humanos, o bien porque el paciente o la paciente deje de lado las terapias médicas que sí son eficaces, detalla este especialista.

«Todos exigimos en los productos que compramos que tengan una garantía y unos controles de calidad, nadie compra una nevera si no tiene garantías de que va a funcionar así que no entiendo cómo nadie puede comprar ese otro producto que es la salud sin tener garantías», expresa el doctor Camps.

Este oncólogo añade que «la quimioterapia clásica la llevamos utilizando unos 45 años, y hemos aprendido a manejarla sobretodo en los últimos quince años hemos empezado a controlar mejor los efectos secundarios», por lo que incluso «pedir que los nuevos medicamentos aparecidos hace cinco años obtengan los mismos resultados es demasiado optimista e irreal». Por ello, la confianza en el oncólogo es clave sigue siendo clave.