Carencias nutricionales de nuestros jóvenes

03Nov. 04

El 98 por ciento de los niños y jóvenes españoles presentan distintas carencias en el consumo de minerales y vitaminas y se exceden en el consumo de calorías, grasas y sodio, según el estudio Nutrición infantil y juvenil. Además la mayor parte de los niños y jóvenes españoles no alcanzan con la dieta las cantidades recomendadas de vitamina D.

De la población estudiada se observa que el 28 por ciento es deficitario en un nutriente, el 35 por ciento en dos nutrientes y el 23 por ciento en tres. El porcentaje de población con déficit de cuatro o más nutrientes es el 13 por ciento aunque es superior en las mujeres (22 por ciento) que en los varones (4 por ciento). El grupo de edad que presenta mejores resultados es el de 2 a 9 años en ambos sexos. Las mujeres de 14 a 17 años constituyen el grupo que presenta mayores porcentajes de ingestas deficitarias de cuatro o más de los nutrientes estudiados, con un 45 por ciento (ocho por ciento en varones).

Durante el periodo de crecimiento, a pesar de que los requerimientos nutricionales son elevados, las ingestas de vitaminas y minerales tienden a reducirse a causa de varios factores: aumento de consumo de las llamadas calorías vacías, tendencia a saltarse alguna comida, alto seguimiento de dietas para perder peso y reducción del consumo de verduras y frutas. «Todo esto contribuye a que se presenten situaciones tan dispares como un alto porcentaje de población con riesgo nutricional y una alta prevalencia de obesidad», explica el doctor LLuis Serra, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC).

El estudio muestra además la distribución de la población respecto a diversas variables en función del riesgo nutricional. El 20 por ciento de los varones y la mitad de las mujeres pertenece al grupo de alto riesgo nutricional, como mayor porcentaje por edades corresponden al grupo de 14 y 17 años. El porcentaje de mujeres con alto riesgo nutricional es superior entre las situadas en un nivel socioeconómico bajo, aquellas cuyos padres tienen un nivel de instrucción bajo, las que tienen sobrepeso, no desayunan o realizan un desayuno de baja calidad y las que siguen alguna dieta.

Otras variables que se asocian con un alto riesgo nutricional son un bajo nivel socioeconómico y educacional, tener más de un hermano, mirar la televisión durante las comidas, ser fumador o vivir en una familia monoparental.

Por el contrario los factores protectores son residir en una gran ciudad, no ser fumador o ser ex fumador, realizar actividades al aire libre, dormir más de 9 horas y media, consumir alimentos con más frecuencia, tener buenos hábitos en el desayuno y consumir cereales en éste y realizar actividad física.

Tanto los excesos como las deficiencias o los desequilibrios condicionan el futuro sanitario y funcional del individuo. La malnutrición moderada también provoca un retraso del crecimiento que podría no recuperarse después. Según el doctor Javier Aranceta, secretario general de la SENC, entre los problemas de la etapa adulta que pueden tener su origen en la alimentación de la infancia se encuentran obesidad, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes, caries, alergias y algunos tipos de cáncer.