El 78% cree que la gota se limita sólo a la inflamación del dedo gordo del pie o a un dolor intenso en las articulaciones (58%) y sólo la mitad sabe que la gota también es un factor de riesgo para padecer un infarto.
La Sociedad Española de Reumatología (SER) y Menarini España han puesto en marcha este año la campaña No des pie a la gota con el objetivo de concienciar a la población sobre una enfermedad que en España puede afectar a entre el 1% y el 2% de la población, habiéndose convertido ya en la principal causa de artritis en adultos, siendo el 85% de afectados hombres.
La campaña, que se ha presentado en la céntrica plaza madrileña de Felipe II y que ha contado con el cantante y presentador Bertín Osborne como padrino del acto, tiene como principal objetivo informar y desmontar mitos entorno a una enfermedad que aún es muy desconocida entre la población, según un estudio impulsado por ambas entidades sobre la gota.
En cifras, casi uno de cada tres encuestados reconoce no saber nada sobre la gota, una enfermedad ocasionada por un exceso de ácido úrico en sangre que provoca la formación de unas sales que se depositan en las articulaciones y causan episodios de dolor intenso que, a menudo, se inician en el dedo gordo del pie. “Si no se trata, puede dar lugar a lesiones articulares permanentes y afectar directamente a la calidad de vida del paciente”, según el Dr. Fernando Pérez Ruiz, portavoz de la SER.
“Se trata de una enfermedad todavía desconocida por una gran parte de la población española”, asegura Javier Hidalgo, director de Relaciones Institucionales de Menarini España, “aunque actualmente puede afectar a 400.000 españoles”, añade. En la Unión Europea, la prevalencia de la gota ha aumentado un 50% en las dos últimas décadas y hoy en día puede alcanzar hasta el 5% entre los hombres mayores de 70 años. Por su parte, las mujeres cuentan con hormonas que favorecen la eliminación del ácido úrico por el riñón, por lo que tienen unos niveles de urato más bajos hasta la menopausia.
Un 59% de los encuestados sí considera a la gota como una enfermedad vigente en la actualidad, siendo los más jóvenes (entre 16 y 24 años) los que aún la asocian a una patología del pasado (38%) y que se presenta muy raramente hoy en día. En relación con su origen, el 39% relaciona a la gota con un problema de las articulaciones, pero sólo el 29% sabe que es una enfermedad reumatológica.
El ‘Paseo de la gota’
Para concienciar a la población española de que cualquier persona puede sufrir gota en algún momento de su vida, la Sociedad Española de Reumatología (SER) y Menarini España han ideado el ‘Paseo de la gota’ para que los ciudadanos dejen “simbólicamente” su huella contra esta enfermedad. “Una patología reumática que se puede curar, pero para ello es necesario un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado y prolongado en el tiempo”, afirma el Dr. Pérez Ruiz, reumatólogo del Hospital Universitario Cruces e Instituto de Investigación Biomédica Biocruces de Baracaldo (Vizcaya).
“El objetivo de esta campaña es informar a la población y desmontar ciertos mitos sobre la gota”, comenta Hidalgo, “como, por ejemplo, que se trata de una enfermedad del pasado provocada por excesos en la alimentación”.
Desmitificando la enfermedad
La gota se ha relacionado históricamente con los más poderosos y aquellos que podían permitirse ciertos lujos. Sin embargo, no es necesario llevar una vida de excesos para padecerla. “Se piensa que es una enfermedad autoinflingida por malos hábitos y la realidad es que no es así. El problema real se debe en muchos casos a una ineficaz eliminación del ácido úrico por parte del riñón”, indica el experto.
Los especialistas destacan el paulatino abandono de la dieta mediterránea y el aumento de la ingesta de bebidas azucaradas y alcohol como algunos factores de riesgo, pero no los únicos ni los principales. “Algunos estudios han llegado a afirmar incluso que el estilo de vida del paciente tiene influencia sobre su enfermedad en tan sólo en el 15% de los casos”, señala el reumatólogo.
A su juicio, “además de la dieta, hay que tener en cuenta que la población está envejeciendo y por tanto, cada vez hay más personas con enfermedad renal crónica o que toman medicamentos, algunos de los cuales favorecen el aumento de los niveles de ácido úrico en sangre”.
Consecuencias más allá del pie
La percepción de muchos pacientes y profesionales es que la gota sólo se reduce a una inflamación aguda de las articulaciones, cuando no es así. Es una enfermedad con síntomas intermitentes en el estado inicial y que, en aquellos pacientes en los que el tratamiento no es efectivo, avanza provocando lesiones graves en la mitad de los afectados al cabo de una o dos décadas.
El 78% de los españoles cree que se limita a la inflamación del dedo gordo del pie o a un dolor intenso en las articulaciones (58%) y sólo la mitad de los encuestados sabe que la gota también es un factor de riesgo para padecer un infarto de miocardio. No obstante, la mayoría de la población sí es consciente de que esta enfermedad afecta a la vida diaria de los pacientes (79%), provocando un deterioro en su calidad de vida (78%).
La gota sí tiene cura
Según el Dr. Pérez Ruiz, “los pacientes suelen tener en cuenta sólo episodios agudos y creen que si desaparecen los síntomas no hay enfermedad, y esto es incorrecto. Además, se cree que la gota no se puede curar y no es así. Los cristales de ácido úrico se pueden eliminar con el tratamiento adecuado”. La terapia tiene como objetivo conseguir alcanzar y mantener unos niveles de urato al menos por debajo de 6 mg/dl de forma permanente. Prácticamente el 90% de los pacientes con gota necesitan tratamiento con medicamentos para ayudar a reducir los niveles a ácido úrico hasta el punto óptimo para el tratamiento.
La terapia debe ser progresiva y prolongada en el tiempo. “En ocasiones, una vez el paciente supera la semana de dolor agudo e intenso o aprende a convivir con el dolor crónico de baja intensidad, no vuelve a revisión. Una parte de la responsabilidad de estas conductas la podemos tener los sanitarios. El paciente afectado por la gota debe ser informado sobre las complicaciones de no seguir un tratamiento a largo plazo y de recibir tratamiento sólo cuando tiene crisis”, señala el portavoz de la SER.
Para combatir esta enfermedad, los especialistas están de acuerdo en que es fundamental un correcto diagnóstico y ofrecer toda la información disponible al paciente. “La mayoría de afectados deben mentalizarse de que tendrán que tomar medicamentos durante muchos años, igual que otros pacientes con enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión, pero también deben saber que los riesgos asociados o los efectos secundarios del tratamiento están claramente superados por los beneficios para su salud y su calidad de vida”, concluye el especialista.
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