Claves para mejorar la comunicación médico-paciente

El paciente de hoy en día no es el mismo que hace unos años aceptaba un determinado tratamiento sin cuestionarse, por ejemplo, sus posibles efectos secundarios. La realidad de la relación médico-paciente ha cambiado y ambas partes deben estar preparadas para sacar el máximo provecho de cada consulta.

Para formar a los médicos de Atención Primaria en este sentido y enseñarles a superar las barreras que a veces impiden una relación fluida con el paciente, se están realizando en toda España los talleres Dialoga , bajo el patrocinio de Laboratorios Cinfa.

¿Cómo es el paciente actual?

Según María Eugenia García Nieto, coordinadora de los talleres, «en general ahora el paciente es un poco más autónomo porque tiene más información que antes». No obstante, «no toda la información a la que accede es válida», matiza.

«Hoy día se tiene más en cuenta que el paciente puede participar en tomar ciertas decisiones e incluso con respecto a ciertos tratamientos», afirma. Se trata de que el paciente colabore y se implique un poco más para conseguir una adherencia mayor a los tratamientos.

Y, por otro lado, también se tiene más en cuenta la presencia de factores psicosociales en la salud «porque el médico antes iba al síntoma y a la enfermedad pero hoy día es necesario que tenga en cuenta otros factores psicológicos, sociales, de entorno familiar…, lo que conlleva una tendencia más participativa o centrada en el paciente», comenta esta especialista en el desarrollo de recursos humanos en el ámbito sanitario.

«Si bien todo esto es verdad, algunos médicos cuentan que hay algunos pacientes que aún teniendo mayor nivel cultural y mayor información son muy inmaduros como pacientes, es decir, desean que el médico les diga qué tienen que hacer, cómo lo tiene que hacer…», explica.

Cuatro tipos de médicos

En los talleres Dialoga los médicos realizan un pequeño test para averiguar el estilo de trato que tienen con sus pacientes y de ahí se clasifican en cuatro modelos:

– El médico paternalista corresponde al «modelo clásico o estándar, uno de los más extendidos, y se caracteriza por ser un profesional que asume toda la responsabilidad de la enfermedad del paciente», explica María Eugenia García. «En esa medida es un modelo más directivo porque le dice al paciente lo que tiene que hacer y se asegura que cumpla las instrucciones», añade. Por el contrario, en este modelo el paciente participa muy poco.

– El médico negociador no impone al paciente lo que debe hacer sino que propone y dialoga para llegar a un acuerdo. En el momento en el que un enfermo tiene más madurez como paciente, un poco más de autonomía y de responsabilidad es necesario que se implique más en su enfermedad para que, junto con la información que le dé el médico, valore su situación.

– El médico burócrata tiende a seguir mucho las normas. En opinión de María Eugenia García, se trataría de aquellos profesionales «desencantados» que se limitan a cumplir horarios, no dialogan con el paciente, ni tan siquiera le explican nada. A pesar de todo, suelen tener grandes conocimientos técnicos o científicos, pero no los dejan ver.

– El médico consumista o «recetador», siempre quiere mantener una buena relación con el paciente y accede a sus peticiones con facilidad.

Consejos para el médico

«En los talleres partimos de un modelo de entrevista que es la entrevista semi-estructurada de Francesc Borrell, un modelo que preconiza una etapa negociadora al final de la entrevista clínica», explica esta experta.

Situados en esa etapa negociadora se le indica a los médicos lo interesante del diálogo, de aplicar algunas estrategias y de ser flexible a la hora de buscar soluciones. «Hacemos hincapié en la flexibilidad, la apertura de mente, en ser un poco creativo, escuchar y ser capaz de admitir otras ideas…», insiste.

Consejos para el paciente

«Hay una estadística que dice que un paciente suele ir a la consulta con cuatro dudas y sale con tres porque solamente ha resuelto una», recuerda María Eugenia García. Esto sucede o bien porque el médico no es capaz de detectarlas o bien porque el paciente no es capaz de manifestarlas.

«Por ello recomiendo a los pacientes que pregunten todo lo que les inquieta en la consulta, que no se avergüencen porque los médicos no son adivinos y tampoco están siempre en la disposición de escuchar, preguntar, negociar…», recalca. El paciente no debe quedarse con ninguna duda.

No está de más que el paciente dedique unos minutos a preparar su consulta, es decir, que analice qué le preocupa y quiere obtener y se lo plantee con claridad al médico. Es la única manera de que el paciente salga satisfecho de la consulta.