El colesterol es una sustancia lipídica presente en las grasas y aceites animales que puede llegar a nuestro organismo bien a través de la dieta o porque éste mismo lo crea. El hígado es el órgano que produce la mayor cantidad de colesterol (unos 1.000 mg/día).
Las causas de un colesterol alto pueden ser dietéticas pero también genéticas, de ahí que pueda padecerse aún siguiendo una dieta equilibrada. Si la hipercolesterolemia tiene una explicación de herencia familiar, por la cual el hígado produce más colesterol de la cuenta, entonces a la fuerza tendrá que seguirse un tratamiento farmacológico. En cambio, si el motivo está en la comida, la dieta será también un frente por donde atacar.
En los últimos 30 años ha habido un alejamiento de la dieta mediterránea que ha motivado un aumento de la hipercolesterolemia en la población. En nuestro país, entre los años 1960 y 1998 las cantidades de ingesta diaria de colesterol pasaron de 200 a 450 miligramos, al subir el consumo de grasas totales en detrimento del de carbohidratos. Ante estos cambios la respuesta es clara: volver a los hábitos alimenticios del pasado.
Los principios de la dieta mediterránea marcan que debe consumirse de un 50 a un 55 por ciento de hidratos de carbono, entre el 12 y el 15 por ciento de proteínas y del 30 al 35 de grasas totales. Recuperar una dieta saludable, que favorezca los niveles de colesterol, implica dejar de lado las grasas saturadas, como las de origen animal (mantequilla, manteca…), comer menos embutidos y carnes, eligiendo piezas magras, o olvidarse de la bollería industrial, optando, en conjunto, por fuentes de grasa más saludables, las insaturadas. Éstas se encuentran, por ejemplo, en el aceite de oliva y en los frutos secos.
Las cifras de colesterol consideradas como deseables deberían situarse por debajo de los 200mg/dl en los adultos, y de 170 mg/dl en los niños. Algunos consejos más para alcanzar esa cifra ideal pasan por tomar fibra, evitar la cafeína y el alcohol, tomar leche descremada, no olvidar comer fruta y eliminar toda la grasa visible de las carnes al cocinarlas.
¿Qué son el colesterol HDL y LDL?
Esas siglas, tomadas del inglés, son la forma técnica de denominar al colesterol bueno y al malo. Suele decirse que el bueno ha de estar cuanto más alto mejor y el malo, bajo, ¿pero cuál es cuál? El colesterol viaja en la sangre a través de las lipoproteínas, de las que son más conocidas la lipoproteína de Alta Densidad (HDL) y la de Baja Densidad (LDL). El colesterol HDL, o bueno, contribuye a retirar el exceso de colesterol de los tejidos del organismo mientras que el LDL, o malo, se encarga de transportar el colesterol del hígado hasta las células del organismo.
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