Comer más sano: Dieta Mediterránea

07Jun. 01

Una alimentación sana es la base para mantener la salud del organismo. La dieta mediterránea es para muchos expertos una de las más completas y equilibradas que existen en el mundo, sin embargo en los últimos 30 años las tendencias alimentarias de los españoles se han ido alejando de esta tradicional dieta.

El estado de salud de una persona depende en buena parte de la calidad de sus hábitos alimentarios. Los resultados de un estudio publicado por el Grupo Asesor en Nutrición (GRAN) muestran que el 30 por ciento de los españoles está por debajo de lo recomendable en consumo de vitaminas y minerales. Los expertos señalan que la falta de nutrientes perjudica gravemente al cuerpo, ya que no se le proporciona la energía imprescindible para desarrollar la actividad diaria con normalidad. Una ingesta de alimentos con los niveles vitamínicos recomendables es vital.

La dieta mediterránea es variada y de alta calidad, hay presentes una serie de alimentos como las verduras, la fruta e incluso el vino, con buenas características nutricionales. Es una dieta en la que se consume poca grasa animal, por tanto hay menos grasas saturadas, mientras que se consumen más grasas monoinsaturadas (aceite de oliva) y poliinsaturadas (pescados azules), así como antioxidantes (vegetales). Todo ello hace que obtengamos una situación de baja incidencia de enfermedades cardiovasculares y de algún tipo de cáncer en comparación con países del norte de Europa.

Los beneficios que la dieta mediterránea aporta a la salud cardiovascular no se deben a las propiedades individuales de los alimentos que la componen, sino a la combinación de sus nutrientes, afirma el doctor Antonio Salgado, responsable de la Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición (FIVIN). Según el doctor Salgado, del Hospital de la Vall d»Hebron de Barcelona, las propiedades de la dieta mediterránea se deben a que sus componentes «son variados, productos poco elaborados entre los que siempre están presentes la fruta, la verdura, la legumbre; donde la carne no tiene un gran valor, los lípidos son de origen vegetal -normalmente del aceite de oliva- y donde el pescado forma parte importante, o lo formaba al menos en los orígenes de la dieta mediterránea».

Cambios en la dieta

A pesar del reconocimiento que la dieta mediterránea vive hoy en todo el mundo, los expertos lamentan que en nuestro país esté en retroceso. «Tenemos un buen prototipo de dieta que sin embargo corremos el peligro de abandonar», afirma el doctor José A. Fernández, profesor en la Universidad de Barcelona. «La dieta mediterránea responde a ciertas características sociales que hoy se están perdiendo, curiosamente era una dieta de países pobres y nos estamos volviendo ricos y cambiando nuestros hábitos alimentarios», añade el doctor Salgado.

Durante los últimos diez años se ha registrado un descenso en el consumo de pan, arroz, azúcares, legumbres, patatas, vino, huevos, aceite y pasta y se ha apreciado un aumento en la ingesta de verduras, frutas, lácteos, carnes y derivados cárnicos. «Estos cambios se han traducido en una modificación de los porcentajes de macronutrientes. El consumo de grasas totales ha aumentado en detrimento del consumo de carbohidratos. También ha aumentado el consumo de grasa saturada de un ocho a un 13 por ciento, y la cantidad diaria de colesterol en la dieta ha pasado de 200 a 450 miligramos», apunta el doctor Miguel Ángel Rubio, jefe de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

Una posible explicación para el déficit vitamínico demostrado por el estudio de GRAN puede venir dada «por el culto al cuerpo que existe en nuestra sociedad, intentando alcanzar pesos y figuras imposibles, e implicando bajas ingestas y deficiencias energéticas», aclara el doctor José A. Fernández, profesor en la Universidad de Barcelona.

Educación alimentaria

En este sentido es básico que exista una educación alimentaria. Una investigación realizada bajo la dirección de los profesores del Departamento de Epidemiología y Nutrición de la Universidad de Navarra, Miguel Ángel Martínez y Alfredo Martínez, señala que las mujeres muestran mayor interés que los hombres en seguir una dieta saludable. De dicho estudio, se desprende que en España las principales influencias en la elección de los alimentos son: calidad, precio y dieta sana. A esto hay que sumarle que la población femenina muestra una mayor preocupación por la salud y estética de su cuerpo y están más dispuestas a cambios favorables en su conducta alimentaria.

En la revista científica Archives of Family Medicine se publica el resultado de otro estudio que asegura que comer en casa y con la familia ayuda a niños y adolescentes a mantener hábitos más sanos. Demuestra que las costumbres paternas se contagian de forma directa en los hijos. Es necesario educar para la salud desde la infancia a través de la familia y del colegio con programas adecuados que ayuden a conocer las ventajas o posibles inconvenientes de cada tipo de alimento para la salud.

La escuela es un importante vehículo en el proceso de enseñar a comer bien para vivir mejor. El alimento se puede concebir como el primer medicamento de nuestro cuerpo. Por ello, «la educación en la escuela es esencial ya que los hábitos se aprenden en la mesa de casa y también en la del colegio», asegura el doctor Jesús Román, presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación. Deficiencia alimenticia ya no es sólo sinónimo de desnutrición sino también de mala nutrición. Consolidar hábitos alimentarios saludables urge en una sociedad en la que ascienden considerablemente el número de enfermedades relacionadas con la alimentación; ya se trate de obesidad o de trastornos de la conducta.

Si quieres saber más sobre las propiedades de la dieta mediterránea:

–[Dieta y salud cardiovascular](https://www.medicinatv.com/reportajes/dieta-y- salud-cardiovascular-614/)