Bajo el lema "El cáncer de la boca se puede prevenir", la Sociedad Española de Cirugía Bucal (SECIB) ha puesto en marcha una campaña para informar a los ciudadanos de la necesidad de estar alerta ante cualquier síntoma y acudir al dentista una o dos veces al año, porque si la enfermedad se detecta en su fase inicial se puede curar fácilmente.
Cada año aumenta el número de españoles afectados por cáncer oral, lo que sitúa a nuestro país entre los de mayor incidencia de la patología en Europa. También sigue creciendo la mortalidad debida a esta enfermedad, por ejemplo entre 1955 y 1989 se incrementó un 80 por ciento en mujeres y un 160 por ciento en hombres. Sin embargo, se trata de un tipo de cáncer que se puede curar si se diagnostica a tiempo (cuando la lesión es menor de dos centímetros) y se empieza cuanto antes el tratamiento. Por ello, es fundamental visitar al dentista periódicamente para que controle que la boca está sana, pero no sólo cuando aparezca el dolor, porque éste no es un síntoma inicial del cáncer sino que surge en las fases más avanzadas de la enfermedad.
No obstante, el propio paciente debe explorar su boca mensualmente, con especial atención a labios, encías, cara interna de la mejilla, lengua, suelo de la boca y paladar, para detectar alguno de los posibles síntomas del cáncer, como: úlceras que llevan más de quince días sin curarse; durezas o bultos en la boca, cara y/o cuello; manchas blancas, negras o rojas; sangrado anormal; dificultades al tragar, masticar o hablar; dolor, hormigueo o sequedad de la boca sin motivo aparente; infecciones crónicas (ya sean producidas por un virus, como el papilomavirus, por hongos o por otras causas); heridas que no cicatrizan bien (después de la extracción de un diente, por ejemplo). Ante cualquiera de estos signos es conveniente consultar inmediatamente al odontólogo.
Factores de riesgo
Para prevenir la aparición de un cáncer de boca la SECIB recomienda evitar una serie de factores que contribuyen a su formación. En primer lugar se encuentran el tabaco y el alcohol, sobre todo si se consumen ambos, porque aumenta aun más el riesgo. Asimismo, también favorecen el cáncer mantener una fuente de calor en la zona (como el cigarrillo encendido o una pipa); la presión local (por la existencia de dientes o prótesis mal colocadas que rocen e irriten constantemente la mucosa bucal, los labios o la lengua); una mala higiene bucal; la exposición prolongada al sol sin cremas protectoras; una dieta no equilibrada (en la que abunden los alimentos con conservantes u otros productos químicos en detrimento de las frutas y verduras); y por último las infecciones crónicas.
Al margen de estos factores, deben tener un especial cuidado los individuos más vulnerables a desarrollar un cáncer oral, que son aquellos que presentan lesiones precancerosas en la boca (leucoplasia, liquen plano, etc.).
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