Consecuencias del síndrome de la clase turista

06Jun. 02

La inmovilidad, el estar todo el tiempo sentado, la deshidratación y la despresurización en alturas superiores a 6.800 metros favorecen la trombosis venosa profunda y el embolismo pulmonar. Es el llamado síndrome de la clase turista, que puede llegar a afectar al 10 por ciento de los pasajeros que viajan en vuelos de más de ocho horas de duración.

Una investigación del Hospital Ramón y Cajal llevada a cabo durante seis años en el Aeropuerto de Madrid Barajas y sobre una muestra de 76 millones de pasajeros ha permitido desvelar que el conocido síndrome de la clase turista, o lo que es lo mismo, episodios de trombosis a causa de permanecer sentado y con escasa movilidad durante largos viajes de avión, puede derivar, en casos extremos, en embolias pulmonares.

A lo largo de estos seis años, 16 pacientes fueron atendidos en este hospital madrileño acusando episodios de embolia pulmonar después de un viaje de larga duración. Esto supone una proporción de 1,65 pacientes por cada millón de pasajeros, si bien el doctor Esteban Pérez, jefe clínico de Neumología de este centro, asegura que este dato es relativo pues «hemos tratado a los pacientes que han desarrollado síntomas, pero muchos no se detectan porque son asintomáticos o padecen el episodio días después del viaje de avión».

Según los últimos datos publicados en distintas revistas científicas como New England Journal of Medicine y The Lancet , en torno al 19 por ciento de los pasajeros que viajan en vuelos de más de ocho horas de duración desarrollan este síndrome.

El síndrome de la clase turista viene provocado por estar mucho tiempo sin estirar las piernas. La poca movilidad hace que la circulación sanguínea sea dificultosa. Esta falta de riego sanguíneo, según los médicos, genera un coágulo de sangre, generalmente en una vena de las piernas, que después se aloja en los pulmones o en el corazón y puede causar la muerte. Los síntomas de esta patología son la disnea (sensación de falta de aire) y el dolor torácico.

Duración del vuelo

Otras de las cuestiones expuestas en el estudio realizado por el Hospital Ramón y Cajal son la incidencia directamente proporcional de esta enfermedad a la duración del vuelo y el momento en el que ocurre el accidente embólico que, en la mayoría de los casos, coincide con el descenso del avión.

Las personas más expuestas a padecer el síndrome de la clase turista son las de mayor edad, las personas obesas, las que sufren de varices y las que padecen enfermedades relacionadas con la trombosis. Como medidas de precaución el pasajero debe levantarse y caminar por el pasillo cada hora, hacer ejercicios de contractura muscular flexionando y extendiendo los pies de vez en cuando, no colocar el equipaje en el lugar destinado a las piernas para no disminuir el espacio disponible y beber bastantes líquidos durante el vuelo, evitando las bebidas alcohólicas por su efecto diurético y vasodilatador. Pero sobre todo, los expertos insisten en reivindicar que se mejoren las condiciones de espacio en los vuelos de clase turista.