Contaminación y asma

04Abr. 02

Un estudio en Estados Unidos concluye que las altas concentraciones de ozono no sólo están relacionadas con un aumento de los ataques de asma, sino que también favorecen el desarrollo de la enfermedad en niños.

Un estudio en Estados Unidos ha concluído que los niños que hacen deporte en zonas con altas concentraciones de ozono tienen más riesgo de padecer asma. «Se conocía poco sobre los efectos de la exposición a aire contaminado durante el ejercicio o en el tiempo que se pasa al aire libre en el desarrollo de asma», explican sus autores, lo que les animó a iniciar su estudio.

En Norteamérica existen unos nueve millones de niños afectados por asma, una enfermedad cuya incidencia crece en los países desarrollados. Según esta investigación, la contaminación con ozono no sólo haría empeorar su estado sino que también facilitaría su desarrollo en niños hasta entonces sanos. La polución con ozono es frecuente en zonas urbanas y es debida, principalmente, a las emisiones de los coches y de las plantas industriales.

El estudio controló 3.535 niños sin historial de asma de 12 zonas de California durante un lustro, fijando la atención en niños que participaban en deportes al aire libre y que, por lo tanto, llegaban a respirar una cantidad de aire hasta 17 veces mayor que los niños que no hacían deporte.

De los niños que habían hecho deporte durante al menos cinco años y a partir de la edad de nueve años, 265 fueron diagnosticados de asma durante el estudio, con una mayor incidencia entre quienes hacían ejercicio en ciudades más contaminadas. Así, observaron que los niños que hacen deporte en áreas contaminadas, tienen tres veces más posibilidades de desarrollar asma. Sin embargo, en aquellas áreas no contaminadas, no se encontró un aumento de la incidencia de asma entre los niños deportistas.

Para aquellos niños de zonas contaminadas con ozono que pasaban mucho tiempo al aire libre (aunque no hicieran deporte) el riesgo de desarrollar asma también crece hasta un 40 por ciento respecto a los niños de zonas no contaminadas.

En opinión de McConell y su equipo, los padres de niños que hacen deporte en zonas muy contaminadas deberían tomar una decisión sobre trasladar su actividad a instalaciones cubiertas o incluso poner fin al deporte, a pesar de los numerosos beneficios para la salud que tiene esta actividad en la infancia.