El sedentarismo aumenta el riesgo de sufrir dolor de espalda, por lo que es recomendable que los adolescentes practiquen ejercicio para que su columna vertebral se desarrolle adecuadamente y tenga una mejor capacidad de resistencia a la carga. Sin embargo, "cuando el entrenamiento es excesivo, intenso, inadecuado y en edades precoces, se pueden llegar a generar deformaciones estructurales" en la espalda, indicó el doctor Francisco Kovacs, presidente de la Fundación Kovacs, en la presentación de la campaña Deporte y Salud de la Espalda en los Adolescentes.
La práctica de algunos deportes a nivel de competición incrementa hasta un 50 por ciento el riesgo de padecer dolor de espalda y deformaciones como la escoliosis (desviación lateral de la columna) y la hipercifosis (o «chepa»). Por ello, el doctor Kovacs recomienda que los adolescentes hagan deporte «para fomentar la salud y no para iniciar una carrera profesional a costa de su propia salud» e insiste en que evitar las dolencias de espalda en la adolescencia es especialmente importante porque pueden llegar a convertirse en patologías crónicas en la edad adulta.
Pero si los adolescentes optan por practicar un deporte «casi profesional» este especialista les aconseja entrenar siguiendo unas «normas de higiene postural» y «bajo la supervisión o bien de un entrenador adecuadamente formado (que sabrá evitar estos riesgos) o de médicos del deporte» que desarrollen un plan de entrenamiento personalizado y adaptado a la edad del deportista. En el caso de los deportes que supongan un desarrollo muscular asimétrico (que potencien más unos músculos que otros), el entrenamiento debe incluir ejercicios compensatorios, porque en el caso contrario «a largo plazo puede tener repercusiones», al igual que ocurre con aquellos deportes que implican «torsiones bruscas».
El doctor Kovacs califica a la gimnasia rítmica como ejemplo de «deporte límite» debido a que se comienza a practicar a edades muy tempranas y, a nivel de competición, exige un entrenamiento intensivo y «cuanto más intenso es el entrenamiento mayor es la deformación que se alcanza».
Por su parte, la doctora Margarita Martín, Directora Médica de la Unidad de la Espalda Kovacs de Madrid, señala que antes de comenzar a practicar un deporte es necesario realizar un reconocimiento médico al adolescente que garantice que su salud general y la de la espalda en particular no corren peligro al realizar un entrenamiento intensivo. Una vez iniciada la actividad deportiva, un médico debe controlar «que el desarrollo muscular sigue siendo el adecuado y no se produce ninguna alteración en la columna vertebral».
Según la doctora Martín, es preciso desarrollar «un programa de entrenamiento que asegure que la musculatura de la espalda está desarrollada de forma adecuada y equilibrada para que le capacite posteriormente para resistir las cargas y el esfuerzo que la columna va a soportar a la hora de desarrollar la práctica deportiva». El programa debe comenzar con «un calentamiento previo de intensidad progresiva» y finalizar con «una tanda de estiramientos».
Riesgos para la espalda en la etapa escolar
La campaña de la Fundación Kovacs se ha iniciado con el comienzo del curso escolar para recordar a los adolescentes y sus familias la influencia que tienen en el dolor de espalda el sedentarismo y el deporte competitivo, además de otros factores como determinado mobiliario escolar o el peso excesivo de las mochilas (que en un 30 por ciento de los niños supera el límite establecido por los expertos en el diez por ciento de su peso).
La primera iniciativa ha sido un estudio para averiguar cuáles son los deportes más practicados por los adolescentes en España e incluir en la web www.espalda.org y en la Guía de la Espalda «apartados de higiene postural correspondientes a estos deportes» y «los ejercicios que han demostrado ser eficaces para desarrollar una musculatura adecuada que puede reducir el riesgo que algunos de estos deportes pueden suponer sobre la espalda cuando se practican a nivel competitivo», en palabras del doctor Kovacs. El estudio ha concluido que los deportes elegidos mayoritariamente son el fútbol en los chicos (43,4 por ciento) y el baloncesto en las chicas (8 por ciento) y que éstas son más sedentarias y practican menos deporte.
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