24May. 04
El desayuno es la comida básica del día y, sin embargo, muchas veces no le damos la importancia necesaria. Los cambios en los estilos de vida y la falta de tiempo han dado lugar a que se hagan desayunos más ligeros o incluso a no desayunar. Por eso es necesario que le demos la importancia que requiere y que le dediquemos un poco de nuestro tiempo cada mañana, ya que eso nos dará la fuerza para comenzar bien el día.
Podemos decir que el desayuno es la primera comida del día, pero es mucho más que eso, es la comida más importante. Desde el momento de la cena hasta el desayuno se produce el período diario de ayuno más largo, por lo que llega el momento de reponer las reservas consumidas durante esas horas. El desayuno aporta precisamente la energía para empezar el día. Otro de los motivos por los que no se puede prescindir del desayuno es que tanto los niños como los adultos desarrollan la mayor parte de sus actividades durante la mañana. No desayunar o hacerlo de manera inadecuada se ha asociado a un menor rendimiento tanto físico como intelectual, a la vez que disminuye la capacidad de concentración.
En España siete de cada diez niños no desayunan correctamente, ya que no incluyen en su primera comida del día productos básicos como lácteos, cereales o frutas. Además, un doce por ciento de ellos comete el grave error de no desayunar nada, según los datos del estudio Dime cómo comes de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria. Estos datos pueden resultar preocupantes, ya que si durante la infancia se instauran estos hábitos poco saludables, será más difícil corregirlos en la edad adulta. La infancia es la mejor época para adquirir unos buenos hábitos alimentarios y desayunar en familia puede ser la mejor manera de aprender a hacer un buen desayuno.
Cómo deben distribuirse las calorías a lo largo del día
«La ingesta de alimentos la deberíamos repartir en cinco comidas al día y no en las tres que todo el mundo hace, éstas quedarían repartidas en: desayuno, tentempié a media mañana, comida, merienda y cena. En porcentajes aproximados, un 25 por ciento de las calorías las debe aportar el desayuno, un 10 por ciento el tentempié a media mañana, un 35 por ciento la comida, otro 10 la merienda y otro 30 por ciento la cena», explica Lina Zulueta, nutricionista.
El desayuno contribuye a una correcta distribución de las calorías a lo largo del día y ayuda a mantener el peso, pues evita que se llegue a la comida con una necesidad compulsiva de comer.
Qué alimentos debe incluir
Un desayuno equilibrado debe incluir tres grupos básicos de alimentos:
-Cereales (pan, cereales, galletas,…). Los cereales aportan hidratos de carbono, es decir, la energía. Son necesarios para el funcionamiento del cerebro y los músculos. Los cereales integrales aportan además mayor cantidad de fibra.
-Lácteos (leche, yogur, queso,…). Este tipo de alimentos contiene proteínas, calcio, vitaminas A y D y vitaminas del grupo B. Son la primera fuente de calcio en la alimentación y en el caso de los niños y adolescentes resultan fundamentales para el crecimiento.
-Frutas (zumos y fruta fresca). Además de enriquecer el desayuno, aportan agua, vitaminas , minerales y fibra.
Los beneficios del desayuno
– Mejora el rendimiento físico e intelectual. Las personas que no desayunan tienen un menor rendimiento físico e intelectual, ya que su cuerpo pone en marcha una serie de mecanismos para mantener el nivel de azúcar en la sangre. Desayunar favorece, por tanto, la concentración y la memoria y además gracias a la energía que aporta ayuda a sentirse menos cansado a lo largo de la mañana.
– Aporta los nutrientes necesarios. Un desayuno completo y equilibrado cubre una parte importante de las necesidades diarias de nutrientes, aporta hidratos de carbono, vitaminas, minerales y fibra.
– Ayuda a mantener el peso. Desayunar contribuye a una correcta distribución de las calorías a lo largo del día, sobretodo si seguimos la recomendación de repartir los alimentos en cinco comidas al día. Ésta es además una buena manera de controlar el peso, ya que evita picar entre horas o llegar a la hora de la comida con mucha hambre.
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