Descubren los principales genes implicados en la respuesta humana al virus del sida

Un grupo de investigadores internacional con participación del Hospital Clínic de Barcelona y del Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona) ha descubierto las tres variantes genéticas que explican por qué algunas personas tardan más en desarrollar el virus del sida.

Uno de los coordinadores del estudio en Catalunya y consultor del servicio de Enfermedades Infecciosas y Sida en el Clínic, Josep Maria Miró, explicó hoy que todas las personas comparten el 99,9 por ciento del genoma humano y que precisamente el 0,1 restante que contiene unos 3.000 millones de variaciones genéticas tiene la clave en la respuesta del cuerpo al virus del sida.

Miró relató la importancia del descubrimiento ya que «conocer el perfil genético nos puede ayudar a predecir la evolución de la enfermedad» en un paciente.

El también coordinador del estudio en Cataluña y profesor de investigación del ICREA y en la Fundación irsiCaixa en el Hospital Germans Trias i Pujol, Javier Martínez Picado, explicó que «otro de los efectos se dará en el campo de la farmacogenómica para ver cómo se asocian estas variantes genéticas a la efectividad de ciertos fármacos un campo en el que tienen como objetivo profundizar».

La clave está en el cromosoma seis

El estudio concluye que las variantes genéticas que influyen en la reacción al virus están en el brazo corto del cromosoma seis, en los genes que controlan unos sistemas moleculares llamados HLA-B y HLA-C. Éstos explican el 15 por ciento de la diferencia en la cantidad de virus en sangre entre distintos pacientes.

En concreto, el segundo -HLB-C- es el que presenta la más alta correlación con la respuesta inmunitaria frente al virus descubierta hasta el momento.

Por otro lado, también han descubierto una tercera variante, una polimerasa de RNA, que se asocia con la pérdida de linfocitos T4 y con la creación de una proteína partícipe en la replicación del virus. Éste último hallazgo explicaría en un 5,8 de la diferencia en la cantidad del virus entre pacientes.

Según Picado, mientras que la variante HLA-B es conocida para los investigadores y sabían de su «influencia en la enfermedad», la HLA-C es un «descubrimiento no previsto» al igual que la tercera variante involucrada en el deterioro inmunitario que consideró «susceptible de ser una buena diana terapéutica».

Pacientes europeos con virus en fase inicial de subtipo B

En el estudio realizado a través de 486 enfermos de entre 30.000 candidatos potenciales se han contrastado 500 millones de datos de estos pacientes -110 de ellos catalanes-. Todos los individuos eran caucásicos, la mayoría europeos, con la enfermedad su primera fase y con el subtipo B del virus.

En el futuro se realizará el mismo análisis con otros campos de investigación que incluyan a todas las personas. La comparación de datos se llevó a cabo a través de un aparato con 500.000 puntos que correspondían a los 500.000 polimorfismos simples de nucleótidos (SNP en inglés) que constituyen las diferencias genéticas humanas. Los resultados obtenidos se contrastaron en otro grupo de unas 200 personas que corroboraron el descubrimiento.

Los investigadores siguieron la evolución de la carga viral en sangre de estos pacientes durante los dos primeros años tras la infección y su ritmo de degradación inmunológica. En este sentido, Miró explicó que durante la primera semana de contagio la carga es «muy elevada» mientras que entre los tres y seis primeros meses «se estabiliza el nivel de viremia».

Así, los genes descubiertos influirían en la reacción inmunológica del cuerpo que se da de manera muy importante tras el contagio y que determinaría lo que tarda en desarrollarse la enfermedad que puede llegar a no manifestar nunca los síntomas.

El estudio cuyos resultados se publicarán en la revista Science es un proyecto internacional que contó con la colaboración de centros de Suiza, Australia, Italia, Reino Unido y Dinamarca.