Descubren una manera de combatir con éxito el cáncer de páncreas

La combinación de gemcitabina -la quimioterapia estándar que se utiliza para el tratamiento del adenocarcinoma ductal pancreático- con una enzima llamada PEGPH20 logra aumentar la supervivencia un 70 por ciento en ratones.

El cáncer de páncreas se propaga rápidamente, y es muy resistente al tratamiento, por lo que es uno de los cánceres más letales -el adenocarcinoma ductal pancreático es la cuarta causa de muerte, relacionada con cáncer, en los Estados Unidos-, con una media de supervivencia de cuatro a seis meses. Su resistencia a la quimioterapia se debe, en parte, a una barrera biológica única, que el tumor crea alrededor de sí mismo.

Ahora, científicos del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, en Estados Unidos, han encontrado una manera de romper esa defensa; su investigación, publicada en Cancer Cell , representa un gran avance potencial en el tratamiento del cáncer de páncreas.

El autor principal, el doctor Sunil Hingorani, miembro del Centro Hutchinson, y sus colaboradores, han descrito los mecanismos biológicos de la barrera del tumor, y la forma, recién descubierta, de romperla. La investigación aumentó, significativamente, la supervivencia, en un modelo de ratón transgénico de la enfermedad. Los primeros ensayos clínicos en seres humanos están en marcha en unos pocos centros de EE.UU. y Europa, incluyendo la Seattle Cancer Care Alliance, donde reciben tratamiento los pacientes del Centro Hutchinson. Los detalles sobre el ensayo clínico se puede encontrar en esta dirección: http://clinicaltrials.gov/show/NCT01453153

Usando un modelo de ratón, desarrollado por Hingorani, los científicos combinaron la gemcitabina -la quimioterapia estándar que se utiliza para el tratamiento del adenocarcinoma ductal pancreático- con una enzima llamada PEGPH20. Al aplicar esta combinación en ratones, manipulados para que sus tumores de páncreas fueran similares a los del cáncer de páncreas humano, ésta rompió la barrera de los tumores, permitiendo que la quimioterapia penetrase y se extendiese libremente por todo el tejido canceroso. El resultado fue un aumento del 70 por ciento en la supervivencia de los ratones, después del inicio del tratamiento. «Se trata del mayor aumento de la supervivencia que hayamos visto en estudios realizados en un modelo preclínico, y rivaliza con los mejores resultados reportados en seres humanos», afirma Hingorani.

A diferencia de la mayoría de tumores sólidos, los tumores de páncreas utilizan una defensa de dos vías para evitar la entrada de moléculas pequeñas, tales como las contenidas en la quimioterapia: un suministro de sangre muy reducido, y una fuerte respuesta fibroinflamatoria -esta última incluye la producción de fibroblastos, células inmunes y células endoteliales, que se incorporan a la densa y compleja matriz extracelular del tumor. Un componente importante de esta matriz es una sustancia llamada ácido hialurónico (AH), un glicosaminoglicano (un azúcar complejo que se produce naturalmente en el cuerpo, y es secretado en niveles extremadamente altos por las células del cáncer de páncreas).

Hingorani y sus colaboradores descubrieron que la respuesta fibroinflamatoria crea presiones de fluidos intersticiales, inusualmente altas, que colapsan los vasos sanguíneos del tumor. Esto, a su vez, impide que los agentes quimioterapéuticos entren en los tumores -los investigadores descubrieron que el AH es la principal causa biológica de las presiones elevadas que conducen al colapso de los vasos sanguíneos. «Esta es la razón principal de que los cánceres de páncreas sean tan resistentes: ninguno de los medicamentos consigue llegar al tumor», explica Hingorani.

La administración de la combinación de la enzima y la gemcitabina degrada el AH en la barrera del tumor, reduciendo la presión del fluido intersticial. Esto, a su vez, abre los vasos sanguíneos, y permite que altas concentraciones de quimioterapia lleguen al tumor.

«El hecho de que los medicamentos llegaran al tumor resultó en una mejoría de la supervivencia, constatando que el cáncer de páncreas pueden ser más sensible a la quimioterapia convencional de lo que pensábamos», añade Hingorani.