Día Mundial Sin Tabaco: Juventud sin Tabaco

30May. 08

Juventud sin tabaco es el lema de la nueva campaña de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que apuesta por una total prohibición de la publicidad, promoción y patrocinio del tabaco para reducir su consumo entre los más jóvenes. En este sentido, la OMS pide responsabilidad a los padres y ayuda a los médicos. La legislación aún deja humo

En todo el mundo, la mayoría de las personas comienzan a fumar antes de los 18 años de edad. La cuarta parte de este grupo comienza a fumar antes de los 10 años. Cuanto menor es la edad en la se prueba el tabaco por primera vez, más probable es que la persona se transforme en un consumidor regular, y menos probable que pueda dejar el consumo.

El rol que los padres juegan en los hábitos de sus hijos es decisivo. Aquellos niños con padres fumadores son cuatro veces más proclives a iniciarse en esta adicción. Sin embargo, no son conscientes de ello. Según los datos del estudio presentados por la OMS, actualmente la mitad de los niños, a nivel mundial, vive en casa con, al menos, una persona fumadora. Por ello, la organización pide a los padres la responsabilidad de dar ejemplo a sus hijos dejando de fumar y advirtiéndoles a menudo de las consecuencias del tabaquismo.

«Los datos demuestran que aquellos niños que reciben de sus padres mensajes contra el tabaquismo, tienen una probabilidad menor de que empiecen a fumar, incluso aunque sus mayores lo hagan.» – asegura el doctor Juan Álvarez, director de la Unidad Médica de Pfizer – «Pero es mucho más efectivo que prediquen con el ejemplo. Esa es la mejor forma de proteger a los más pequeños de los peligros del tabaco».

El papel del médico en el consejo de los padres y la protección de los niños

Dejar de fumar no es fácil porque no se trata de un estilo de vida sino de una dependencia recurrente. La adicción a la nicotina es tan fuerte como la ocasionada por otro tipo de drogas como la heroína o la cocaína. Por ello, la OMS pide también a los médicos en su campaña que proporcionen la ayuda necesaria para mantener informados a los padres y a los jóvenes sobre las consecuencias del tabaquismo, así como del modo de combatirlo.

El 95 por ciento de los fumadores que intenta dejarlo sin ayuda fracasa, mientras que cuando existe una ayuda psicológica-conductual y una medicación efectiva, la tasa de éxitos llega hasta el 30 por ciento. En la educación de los jóvenes no sólo es importante concienciarles de los peligros de la adicción sino de la dificultad de abandonarla, algo que la mayoría infravalora.

Una encuesta reciente a nivel europeo muestra que el 68 por ciento de los exfumadores considera que la ayuda de su médico les hizo más fácil dejar de fumar. «El papel del médico es fundamental y va más allá del simple consejo» -indica el doctor Juan Álvarez- «El facultativo se convierte en el contacto más inmediato del fumador, en la persona que conoce más de cerca al paciente y la que mejor puede aprovechar e incentivar la poca o mucha motivación que éste presente».

El papel del médico es fundamental para proporcionar una información correcta, ofrecer el tratamiento más adecuado y hacer un seguimiento continuo en el proceso de deshabituación del paciente.

La OMS considera imprescindible que los padres eduquen a sus hijos contra el tabaquismo y que el médico inicie un diálogo sobre los beneficios de dejar de fumar con ellos. Sólo de esta forma se puede proteger a la población más joven de las consecuencias de esta grave adicción.

Las tabaqueras, en el otro extremo

Una de las formas más efectivas en que los países pueden prevenir que los jóvenes prueben el tabaco y se conviertan en fumadores habituales es prohibir todas las formas de publicidad directa e indirecta del tabaco, incluyendo la promoción de los productos de tabaco y el patrocinio por parte de la industria tabacalera de cualquier tipo de eventos o actividades.

Está comprobado que tanto la exposición directa como indirecta a la publicidad del tabaco, junto con otras estrategias de marketing empleadas por la industria tabacalera, incita a los jóvenes a probar el tabaco por primera vez, aumentando a su vez las probabilidades de convertirlos en consumidores habituales. Y es que la industria tabaquera gasta decenas de miles de millones de dólares cada año en la introducción de sus productos en el mercado por todo tipo de medios.